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Vaticano nombra a Ruben Salazar Gómez como nuevo cardenal

Al Arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor Rubén Salazar Gómez, fue nombrado cardenal por el Papa Benedicto XVI, en la basílica San Pedro del Vaticano.

Entre sus primeras declaraciones, el recién nombrado Cardenal se pronunció acerca del aborto, el cual calificó como «un crimen abominable», cuya «despenalización no es aceptable en ningún caso». En este sentido, el Arzobispo expresa claramente su rechazo a la sentencia de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto en tres casos específicos.

Reafirma que el embrión humano «tiene vida propia desde el mismo momento de su concepción y es un ser totalmente distinto de la mujer». En esa línea y citando al Papa Juan Pablo II (Instrucción sobre el don de la vida I,1) señala que el nuevo ser «ha de ser respetado -como persona- desde el primer instante de su existencia».

El Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia también ratificó su «rechazo a cualquier ley del Estado que pretenda legalizar» las prácticas de la eutanasia. Citando la Encíclica Evangelium vitae, No. 66, explicó que «en ningún momento, ni por ninguna causa el ser humano puede disponer de su vida ni la vida de los demás, de ahí que el suicidio, el llamado ‘suicidio asistido’ y la eutanasia sean moralmente inaceptables».

Junto al colombiano se nombraron otros seis miembros del colegio cardenalicio: James Michael Harvey, hasta ahora Prefecto de la Casa Pontificia, nombrado –ayer- Arcipreste de la Basílica Papal de San Paolo extramuros; Su Beatitud Béchara Boutros Raï, Patriarca di Antioquia de los Maronitas de El Líbano; Su Beatitud Baselios Cleemis Thottunkal, Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankares, India; John Olorunfemi Onaiyekan, Arzobispo de Abuja, Nigeria; y el Arzobispo de Manila, Filipinas, Luis Antonio Tagle.

En su alocución el Papa recordó que «el Colegio Cardenalicio se sitúa en el surco y en la perspectiva de la unidad y la universalidad de la Iglesia: muestra una variedad de rostros, en cuanto expresa el rostro de la Iglesia universal. A través de este Consistorio, deseo destacar de manera particular que la Iglesia es la Iglesia de todos los pueblos, y se expresa por tanto en las diversas culturas de los distintos continentes. Es la Iglesia de Pentecostés, que en la polifonía de las voces eleva un canto único y armonioso al Dios vivo».