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Andrés Orozco: El colombiano frente a la Orquesta Sinfónica de Houston

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Andrés Orozco Estrada, nacido en Medellín y educado en la prestigiada Academia Musical de Viena, es el nuevo director musical de la Orquesta Sinfónica de Houston, luego de que la institución adelantara un proceso que tomó casi tres años y el análisis de 25 directores de distintas partes del mundo.

«Lo mejor es que yo era lo menos parecido a un O’Neill, ni ojos azules, ni cabello rubio, ni mucho menos acento», dijo Orozco socarronamente desde su hogar en la capital austriaca durante una entrevista telefónica reciente con The Associated Press. «En Estados Unidos el poder de los medios es muy grande y no se quería arriesgar nada», agregó quien por primera vez asume el reto de dirigir profesionalmente en un continente diferente a Europa, tras 15 años de trayectoria.

«Cuando Andrés hizo la primera audición nos dimos cuenta que habíamos descubierto a alguien muy especial, no tuvimos que discutir, la decisión fue unánime», dijo Mark Hanson, presidente ejecutivo de la Sinfónica de Houston, a la AP.
Orozco, de 35 años, se convirtió a mediados de enero en el primer director musical de origen hispano en la historia de esta orquesta. A partir de septiembre dirigirá 13 presentaciones en calidad de designado, durante la temporada de celebración del centenario de la sinfónica, y en 2014 asumirá como director titular.

Según Hanson, la conexión con la orquesta «fue total, hubo química instantánea», gracias a una habilidad que destaca Cecilia Espinosa, la maestra que le enseñó a los 6 años de edad sus primeras clases de solfeo y violín en el Instituto Musical Diego Echavarría de Medellín, en Colombia.

«Desde pequeño tenía una respuesta con una gran sensibilidad, es arrollador en el pódium», expresó a la AP Espinosa, quien recuerda que Orozco, como estudiante de primaria y secundaria, repartía su tiempo entre la academia, las clases de violín y el fútbol, su otra pasión.

«Jugaba de arquero», recuerda Juan Carlos Higuita, su entrañable amigo casi desde que nació, pues se llevan sólo meses de diferencia, vivieron en el mismo edificio y compartieron, además, el gusto por la música tanto en el colegio como en la universidad en Bogotá y en Viena.

Con su entonces directora musical la conexión fue tal que reconoce que le acolitaba el fútbol, deporte al que las directivas del colegio temían le lesionara las manos. Pero su pasión por la música era mayor, al punto que como recuerda Higuita, hoy violinista de la Filarmónica de Bogotá, una vez fueron sancionados por participar en un concurso de música de cámara sin autorización, lo cual era prohibido por el colegio.

Con los años, Andrés se inclinó por la dirección musical y fue la maestra Espinosa quien le dio su primera oportunidad de dirigir, en 1993, cuando tenía 17 años.

«Fue en el Concurso Nacional de Orquestas Batuta en Bogotá. Yo me enfermé y no pude dirigir, así que le dije, ‘Andrés, te tocó a ti»’, rememora la hoy directora musical de la Filarmónica de la Universidad EAFIT en Medellín. «Esa batuta de la maestra Cecilia yo la brillaba, la pulía, la cuidaba como Harry Potter cuida su varita mágica», dice Orozco, quien todavía la conserva.

Con ese impulso Orozco decidió que quería estudiar dirección. Primero fue a la Universidad Javeriana en Bogotá y después, al no poder continuar en Estados Unidos por falta de dinero, se decidió por Viena.

«Yo no vengo de una familia adinerada», dice este hijo de padres separados, criado por su madre Nora en el barrio Manrique, por ese entonces considerado uno de los más violentos y peligrosos de Medellín por las escuelas de sicarios que nutrieron los carteles de la droga en la peor época del narcoterrorismo colombiano.

«Me llamó mucho la atención Viena, no sólo por su historia y escuelas, sino porque la educación no costaba», agrega.
En 1997 se presentó a la Academia Musical de Viena y pasó, según Higuita, uno de los momentos más importantes de su vida: «Andrés era violinista y para ser director es casi un requisito ser pianista y él no tenía ese nivel en piano, así que haber superado ese obstáculo fue realmente clave; eran 120 candidatos y pasaron 10».

Su sueño era el mismo que el de otros cinco colombianos que llegaron a compartir un pequeño apartamento en la capital de Austria, donde afloraron rivalidades entre quienes buscaban las mismas oportunidades. Fue el caso de Carlos Federico Sepúlveda, quien desde el colegio había sido la mayor competencia de Orozco, pero también uno de sus mejores amigos. «Hubo momentos tensos, ya no compartían tantas cosas, se distanciaron», dijo a la AP una de las fuentes consultadas a condición de anonimato.

La AP ubicó a Sepúlveda en la ciudad suiza de Basilea, donde se desempeña como director de maestría de la Academia Musical de Basilea. El músico desestimó el distanciamiento por celos: «Nuestros caminos siempre fueron claros. Él se inclinó por la dirección musical y yo por el lado de la academia», dijo.

En 2003 llegó un momento considerado clave para el futuro de Orozco: su graduación. «Hizo un concierto muy bueno, se destacó», dijo Higuita. «Desde ahí, Andrés tuvo contactos muy interesantes», indicó Sepúlveda, quien dice sin ambages que Orozco «tiene unas manos prodigiosas».

En 2004 se estrenó con la Orquesta de Tonkunstler de Austria, con la cual ha continuado trabajando como director musical. Pero fue en 2010 cuando entró a las grandes ligas de la dirección, invitado a dirigir la Orquesta Filarmónica de Viena, considerada una de las mejores del mundo, para que remplazara a la entonces directora titular Essa-Pekka Salonen.

«Brillante», reseñó tras su debut el principal diario austriaco, el Wiener Zeitung. «Un talento inminente», destacó el diario vienés Die Presse.

Orozco es uno de los dos directores musicales hispanos que han dirigido esta orquesta en 170 años. El otro es el aclamado director venezolano Gustavo Dudamel, hoy director de la Filarmónica de Los Angeles con quien dice han empezado a compararlo.

Desde ahí ha sido llamado por orquestas y sinfónicas en Suecia, Alemania, Francia y Holanda. Para el resto del 2013 tiene presentaciones con la Sinfónica y la Filarmónica de Londres, entre otras.

«Tengo el calendario copado hasta el 2015», dice Orozco, quien a pesar de su éxito conserva la sencillez de llevar su ropa a la lavandería o reconocer que no se pierde series de televisión como «Modern Family» o «The Big Bang Theory». «Es que además me ayudan con mi inglés», acota el músico, quien además de español habla alemán.

En Houston, uno de sus principales retos será «atraer nuevas audiencias», según Hanson, el presidente de la orquesta. Un propósito que va de la mano con «elevar el reconocimiento nacional e internacional de la sinfónica» para llevarla al nivel de sus pares de Boston, Chicago, Nueva York, Filadelfia o Pittsburg, consideradas las mejores en esta parte del planeta.

Orozco firmó un contrato de cinco años en los cuales planea viajar con la orquesta alrededor del mundo. Afortunadamente para él, la Sinfónica de Houston goza de salud económica, a diferencia de otras en Estados Unidos que, como la de Filadelfia, han tenido que declararse en bancarrota.

La llegada a Houston «hace parte de mi decisión de seguir creciendo», dice Orozco, a quien le complace encontrarse nuevamente entre una población hispana grande y diversa. Sabe la importancia y tradición de la orquesta por donde han pasado personalidades como John Barbirolli, ex director de la Sinfónica de Nueva York, o Christoph Eschenback, actual director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington.

Santa Fe con agencias

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