Yo Periodista

CATATUMBO: Una triste historia de abandono y violencia

CATATUMBO: una triste historia de violencia y abandono

“La historia de Agresión dirigida contra al pueblo que habita el Catatumbo, indígenas de la etnia Motilón Bari y Campesinos, ha sido la historia de la explotación petrolera y de los recursos naturales”

Mucho se oyó y vió los últimos días acerca de las protestas campesinas en el Catatumbo, lo que muchos desconocen es que los campesinos llevan cerca de medio siglo resistiendo el acecho del estado colombiano, que mediante su brazo paramilitar ha buscado implementar dinámicas de violencia y de terror, las cuales han producido más de 10.000 ejecuciones extrajudiciales, más de 600 desaparecidos, más de 100.000 desplazados, torturas y abusos sexuales; todo con el único fin de despojar de sus tierras a indígenas y campesinos.

Pero… ¿ por qué el interés del estado en estas tierras ?

El Catatumbo es una región colombiana ubicada sobre la cordillera oriental en la frontera Venezolana, su ubicación la convierte en una de las zonas con mayor número de recursos naturales en el país. Existe en el Catatumbo el Parque Natural Binacional Catatumbo – Bari, la reserva forestal de la Serranía de los Motilones, dos resguardos indígenas del Pueblo Bari, es decir que ésta es una zona sensible ambientalmente por su riqueza en biodiversidad y además, territorio ancestral de más de 23 comunidades indígenas y donde habitan más de 200 mil campesinos.

Irónicamente la riqueza que mira de esta zona el gobierno es la mineral, y esta misma riqueza se convirtió

en la peor pesadilla para sus pobladores. Debido a sus grandes yacimientos de petróleo y por ser una de las reservas de carbón más grande del país (incluso mayor al cerrejón) El Catatumbo se conviertió en centro de atención para las grandes transnacionales y multinacionales mineras, que han explotado sin control esta zona desde los años 30, atentando directamente sobre los recursos hídricos, la flora y la fauna.

Pero fue en la década de los 70 cuando los abusos de estas empresas colmó la paciencia de los pobladores, llevándolos a su organización en sindicatos y organizaciones campesinas en la zona, buscando la consolidación de una mejor calidad de vida y la protección ambiental. Aproximadamente una década después arribó a esta región el narcotráfico, produciendo centenares de muertes selectivas y trayendo consigo el inicio de una prolongada guerra contra los catatumberos, guerra encrudecida en 1998, año en el que se llevaron a cabo las marchas campesinas que intentaban presentar al Estado el Plan de Desarrollo y Paz para el Catatumbo. Dicha propuesta buscaba la firme erradicación de cultivos ilícitos, el apoyo estatal en el desarrollo de proyectos productivos, y el fortalecimiento comunitario para poner fin a la ola de violencia.

Pero esta propuesta fue ignorada por el estado, y no contento con esto ordenó a mediados del 99 a ejército y policía abandonar la zona, partiendo estos con frases como “ahí los dejamos de bocado para los paracos“. Pocos días después Desde Necoclí, Salvatore Mancuso y Carlos Castaño, principales comandantes paramilitares, coordinaron el envió de 215 hombres al corregimiento de La Gabarra, en siete camiones que pasaron por las poblaciones de Aguachica, Ocaña y Tibu, bajo el aval del ejército. En Junio 17 de 1999, nueve personas fueron masacradas en Tibu al ser señalados como auxiliadores de la guerrilla (por las mismas AUC), En Agosto 21 de 1999, entre combate y combate, las AUC llegaron a La Gabarra y con lista en mano, casa por casa, fueron ejecutando y amenazando a la población.

El estado hizo caso omiso a las peticiones de ayuda hechas por los pobladores y aún se desconoce el número total de muertes en la masacre, aunque aparecieron 34 cuerpos, muchos fueron los desaparecidos y miles los desplazados que partieron a otras ciudades y al país venezolano quien en la época mostró su preocupación por dicha crisis humanitaria.

En el año 2004, bajo las leyes de impunidad de Álvaro Uribe Vélez, se produce la desmovilización masiva del bloque Catatumbo de las AUC, dejando atrás un número desconocido de víctimas de homicidio, desaparición, violencia sexual, y desplazamiento forzado.

Siguiendo el ejemplo de La Gabarra, la población del Catatumbo empezó a unirse. En 2005 nació ASCAMCAT, organización que busca el reconocimiento legal de la zona de reserva campesina para garantizar la reconstrucción del tejido social, la defensa de las comunidades indígenas, la protección ambiental frente al arribo de las compañías mineras y el derecho a la vida.

La organización campesina en Colombia es un ejemplo de paz, pues pretenden proteger los derechos de las comunidades por encima de cualquier actor armado. Sin embargo, el conflicto aún está lejos de terminar, sobre todo en esta zona que es puerta de entrada de la inversión extranjera y puerta de salida del narcotráfico. El reto que enfrenta el Catatumbo, como población, es proteger su organización comunal de las amenazas de actores ilegales.

A pesar de la presencia estatal, la confianza perdida en el ejército y la policía persiste. El plan gubernamental denominado «Zonas de Consolidación» enfrenta el reto de superar el rechazo generado por las lecciones aprendidas, especialmente porque el paramilitarismo nunca abandonó la zona y, con otro nombre, hoy sigue hostigando a la población.

Escrito Por: Edier Cardona (MJDRX)

Por: Edier Cardona