Por Mauricio Botero Caicedo
Hay ciertas ocasiones en que es oportuno ceder la palabra a otro columnista que exprese con precisión lo que uno quiere decir. En esta columna le queremos ceder el espacio a Dante Bobadilla Ramírez, un inteligente y despierto comentarista peruano que describe con sin igual precisión a los ‘mamertos’ (En el Perú los llaman ‘caviar’). Bobadilla se define a si mismo como “Psicólogo cognitivo, derecha liberal y políticamente incorrecto. Agnóstico y escéptico.”
1. Todo ‘mamerto’ desarrolla un implacable y vistoso sentido de «Superioridad Moral». El ‘mamerto’ es antes que nada un fundamentalista del maniqueísmo. Todo lo que ellos dicen, escriben y piensan es lo bueno y moralmente correcto. Los demás no solo están equivocados sino que son inmorales. Para el ‘mamerto’ solo sus ideas son respetables y solo su clase es digna. Todos los demás pertenecen a una clase inferior. El ‘mamerto’ crea sus propios círculos y espacios donde no se mezcla con la plebe, aunque es un permanente censor de las actitudes discriminatorias de los demás.
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2. Todo ‘mamerto’ es de una izquierda asolapada hasta confundirse con el centro o aparecer como apolítico. El ‘mamerto’ tiene el síndrome del modernismo. Vive convencido de que sus ideas son actuales y futuristas.
3. El corazón de todo ‘mamerto’ es anticapitalista, antiliberal y contracultural. Todo ‘mamerto’ desafía al mundo mostrando que sus ideas son de vanguardia. Está convencido de que el mundo debe cambiar según sus ideas. Considera que la cultura actual es decadente y por tanto busca trasgredir todos sus fundamentos. No hay una sola institución que pueda ser rescatable y mucho menos la iglesia Católica. Todo está mal y debe ser aniquilado. Por tanto, el ‘mamerto’ defiende todas las causas contraculturales. Está a favor del aborto, de los gays, de la marihuana y es un defensor implacable de los modernos iconos como el medio ambiente, aunque a base de una visible superficialidad, apelando básicamente a sentimentalismos colectivos.
4. El ‘mamerto’ culpa de todo lo malo del mundo a la derecha, al capitalismo y a los EEUU. Predica el odio al capitalismo y al imperialismo señalándolos como la causa de todos los males. A pesar de amar y disfrutar las ventajas del capitalismo y su tecnología, el ‘mamerto’ desprecia a los EEUU. Sin embargo, está orgulloso de sus títulos académicos de universidades del «imperio» y hasta vacaciona o vive en alguna ciudad del «imperio», pero eso no le impide pregonar su odio furioso al imperialismo yanqui y señalar a los EEUU como el principal terrorista del planeta. Desde luego, apoya a cualquiera que haga algo en contra de los EEUU, a los que llamará héroes y «luchadores por la libertad».
5. Sus ambiciones políticas son nobles, las de los demás son perversas.
Todo ‘mamerto’ aspira a ocupar un puesto público y succionar el presupuesto del Estado de algún modo. Ese es su fin primordial en la vida. Para eso forman sus ONGs. Su relación con el Estado es no solo privilegiada sino que además es la más correcta porque ellos son «asesores» que orientan las políticas públicas por el camino más adecuado para el bien de la nación. En cambio los demás son solo «políticos» que acceden al Estado por el sucio camino electoral a través del dudoso camino partidario.
7. Los derechos humanos y la inclusión son sus banderas. La moderna concepción de los derechos humanos que emplea un ‘mamerto’ ya no tiene límites. Cualquier cosa puede acceder al sitial de «derecho humano», en especial si puede ser brindado por el Estado. Hoy son parte de los «derechos humanos» desde tener un orgasmo seguro hasta acceder a una «vivienda digna». Si hay algo que un ‘mamerto’ quiere imponer a toda costa, apela a la retórica para convertirlo en un «derecho». Por ejemplo, el matrimonio gay es pasado de contrabando aduciendo que es un «derecho». Cualquier cosa puede ser mágicamente transformada en un «derecho» si eso conviene a la causa ‘mamerta’.
8. Todo ‘mamerto’ emplea una moderna terminología propia. Los ‘mamertos’ no han inventado nada ni han descubierto nada. Simplemente le han cambiado de nombre a todo manipulando a su antojo el lenguaje. Por ejemplo, la beneficencia pública hoy se llama «inclusión social». La repartija de los fondos públicos se llama «redistribución de la riqueza». El socialismo se trata de imponer bajo las banderas de la «equidad». La privatización del empleo por parte de los sindicatos se llama «estabilidad laboral», que también es un «derecho». La explotación de las riquezas naturales se llama «modelo primario exportador extractivista» y es señalado como nefasto porque «agrede al ecosistema» y a las «poblaciones vulnerables». Hoy necesitamos ya un diccionario del vocabulario ‘mamerto’.
9. El ‘mamerto’ es dueño del pensamiento correcto y moralmente superior. El ‘mamerto’ siempre mostrará sus ideas como impersonales y desvinculadas de sus intereses. Ellos solo quieren el bien de la humanidad y del planeta, se preocupan por la sociedad y el medio ambiente, por los más pobres, los más necesitados, los que menos tienen, los excluidos, los más desfavorecidos, los explotados, los marginados, los minusválidos, los animales, las anorgásmicas y todo ser vivo sufriente sobre este mundo, incluyendo, desde luego, los terroristas que solo son «luchadores sociales» que ansían el cambio. Ellos no tienen ningún interés personal, aunque sus asesorías son las mejor pagadas por el Estado.
10. El ‘mamerto’ jamás escucha razones del oponente. No tiene sentido hacerlo ya que la posición del ‘mamerto’ es moralmente intachable e intelectualmente superior. Descalifica a su oponente cubriéndolo mediante alguna mácula moral, como ser uribista, facho o agente de la DEA. Rehúsa el debate asumiendo que no tiene sentido hacerlo con alguien moral e intelectualmente inferior, que es un defensor del «sistema» y «opuesto a los cambios que el país necesita y que las mayorías claman».
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