El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, arremetió contra una caricatura suya que aparece en la divertida parodia animada «La Isla Presidencial», al afirmar que su personificación en el audiovisual fue «Muy malograda, muy mal, no es la cara mía, ni los bigotes, ni la voz».
Maduro agregó que «en la isla presidencial se burlan de mí porque digo mucho esa palabra: que bonito, que bonito, que hermoso» y advirtió «Están perdiendo condición y además me ponen muy bruto, yo no soy bruto así, ni gordo, me llaman el gordo».
La animación, de gran popularidad en América Latina y España, se inspira en la serie de televisión «Lost» y sus creadores, Oswaldo Graziani y Juan Andrés Ravell, abordan una profunda crítica política acerca del manejo que los líderes de habla hispana más populares ejecutan en su respectivo país.
Graziani señaló que su creación «Ha agarrado bastante vuelo, está teniendo mucho éxito en la red, no lo esperábamos. Él mismo ya reaccionó, y por cierto bastante bien. Es una caricatura basada en lo que se percibe. Ha sido un presidente que ha dado material a los comediantes para escribir».
En el noveno capitulo de la paradoia, Maduro arriba a la Isla, y sus compañeros Cristina Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Juan Manuel Santos (Colombia), y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
Los mandatarios le preguntan al Jefe del estado bolivariano cómo llegó a la isla, y este les señala con el dedo un barco que lanza al mar unas urnas con el emblema del Consejo Nacional Electoral.
La serie se mofa de frases mal dichas por Maduro, la más reciente «millonas», que ha sido motivo de burla por sus opositores, a lo que el mandatario ha reaccionado con humor afirmando que propondrá la palabra a la Real Academia.
Igual con el pajarito, Maduro, como aprendió de Chávez, revirtió la burla y, durante la campaña electoral llegaba a los actos silbando como un pájaro y hasta llevando un sombrero de paja como nido de un ave.
«¡Qué bonito canta!, ¡qué bello!, ¡qué bonito!, ¡qué bello!, ¡qué bonito!, ¡qué bello!, ¡qué bonito!», concluye el capítulo.
Santa Fe con agencias