–Quince edificios de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá amanecieron «tomados» por los trabajadores y empleados en desarrollo del paro indefinido iniciado anoche, según dijeron, por el incumplimiento de los acuerdos laborales y salariales suscritos por las directivas del centro docente, tras el cese de actividades realizado entre febrero y marzo pasados.

Los trabajadores sindicalizados, además, «tomaron» como rehenes a los 15 vigilantes de los respectivos edificios, según lo confirmó la vice-rectoría académica, que al mismo tiempo reportó que se adoptó la decisión de suspender las clases en la Universidad hasta tanto se normalice la situación.

La ocupación de las edifiaciones, que fueron cerradas con cadenas, se inició hacia las 12 de la noche y tomo por sorpresa a las autoridades universitarias.

El vicerrector Diego Hernández advirtió que, como ocurrió durante los meses de febrero y marzo, el cese de actividades produce “serias dificultades con algunos proyectos de infraestructura física para actividades misionales de la Universidad”.

Destacó que los bloqueos, realizados por unos 80 empleados administrativos, obligan a suspender los proyectos de infraestructura estimados en 75.000 millones de pesos, con las consiguientes medidas jurídicas y económicas para la Universidad, debido a las acciones que podrían emprender las empresas que adelantan estos trabajos.

Asimismo, se afecta a 30.000 estudiantes matriculados en la sede Bogotá, 225 de ellos estudiantes del programa especial de movilidad académica que vienen de regiones lejanas del país, 123 internacionales y 54 de intercambio. Esto sin contar a los 150 niños del Jardín Infantil de la U. N., cuyas edades oscilan entre los tres meses y los cinco años; y los 724 estudiantes del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez (IPARM).

De otro lado, el Ingeniero Hernández resaltó los costos (tangibles e intangibles) por la suspensión de actividades y recursos del proyecto de inversión del Plan de Acción de la Sede para el período 2013 – 2015, relacionadas con investigación, extensión y el mejoramiento de la calidad académica.

“Entre ellos encontramos todos los procesos de acreditación e internacionalización de la sede y de sus facultades”, puntualizó.

Finalmente, añadió que esto perjudica a toda la comunidad de la U. N. en Bogotá, y a las familias de los estudiantes, que han realizado un esfuerzo económico y social importante para que sus hijas e hijos accedan a una formación superior de calidad y de clase mundial.