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«Este es un mundo salvaje al que no le importa que la gente muera buscando la libertad’: Papa Francisco

papa francisco–El Papa Francisco reiteró hoy su dolor por la muerte de los inmigrantes en el mar, cerca a la isla italiana de Lampedusa y afirmó que estamos en «un mundo salvaje» al que no le importa que la gente muera buscando la libertad».

Los duros pronunciamientos los hizo durante la visita que realiza hoy la ciudad de Asís, la natal de Francisco de Asís, el santo que abrazó la pobreza y del cual tomó prestó el nombre para ejercer su pontificado.

La víspera el Papa Francisco calificó como de verguenza para el mundo la tragedia de los inmigrantes y hoy, apartándose del discurso que llevaba escrito e improvisando sostuvo:

«Éste es un mundo salvaje que no da trabajo, que no ayuda, al que no le importa si hay niños que mueren de hambre, si hay familias que no tienen que comer ni la dignidad de llevar el pan a casa, si hay gente que huye de la esclavitud, del hambre, buscando la libertad y que encuentra muchas veces la muerte, como ha ocurrido ayer en Lampedusa».

En la misma sala en la que hace más de 800 años San Francisco renunció a todos los bienes materiales y se despojó simbólicamente de su ropa, rodeado de un grupo de pobres y de ‘sin techo’, el Papa exhortó a toda la iglesia glesia, a los cristianos y a la sociedad general a despojarse de la mundanidad y de seguir el camino de la pobreza.

Al efecto, señaló:

«Ésta es una buena ocasión para invitar a la Iglesia a expoliarse. La Iglesia somos todos, todos. Y todos debemos andar por el camino de Jesús, que hizo un camino de despojamiento y se convirtió en siervo, que quiso ser humillado hasta la cruz. Si queremos ser cristianos no hay otro camino. No podemos hacer cristianismo sin Jesús, sin cruz, sin despojarnos, porque si no seremos cristianos de pastelería, dulces, bonitos, pero no cristianos de verdad».

«El cristiano–agregó– no puede convivir con el espíritu del mundo. La mundanidad lleva a la vanidad, al orgullo, a la prepotencia, al dinero».

Añadió que es «muy triste encontrar un cristiano mundano, seguro de la seguridad que le da la fe y seguro de la seguridad que la da el mundo. No se puede estar de las dos partes».

Advirtió, además, que «la mundanidad es la lepra, el cáncer de la sociedad».

«Es ridículo que un cristiano verdadero, un obispo, un cardenal, un Papa, vaya por el camino de la mundanidad, que mata el alma, que mata la Iglesia», dijo y agregó que «el cristiano no es uno al que se llena la boca con los pobres» sino uno «que los encuentra, que los mira a los ojos, que los toca».

«Todos estamos llamados a ser pobres, a despojarnos de nosotros mismos. Y por eso debemos aprender a estar con los pobres, a compartir con quien está privado de lo necesario, a tocar la carne de Cristo».

En este contexto, el Papa propinó un tirón de orejas a la Iglesia y le dijo que debe de emprender el camino de la pobreza y despojarse de todo lo que no es esencial, del miedo de abrir las puertas y salir al encuentro de todos, especialmente de los más pobres».

«Si queremos salvarnos del naufragio es necesario seguir la vía de la pobreza», que, es «saber compartir, ser más solidario con los necesitados».