Un muerto y ocho heridos dejo la explosión de varias papas bomba frente a la sede provincial del Partido Comunista en Taiyuan, China, según la prensa local los artefactos estaban escondidos en plantas cercanas al recinto diplomático.

La Policía estatal aún no se ha pronunciado sobre la posible causa del suceso, aunque se especula en el país de que se trate de la venganza de algún ciudadano agraviado por los cuadros comunistas locales.
«El resentimiento necesita una válvula de escape, es imprescindible un sistema judicial independiente», afirmó en su cuenta de weibo Xu Xin, un académico del Instituto Tecnológico de Pekín.

En los últimos años se han producido en China numerosos ataques cometidos por ciudadanos desesperados. Hace unos meses, por ejemplo, un hombre en silla de ruedas, que quedó paralítico de una paliza por las fuerzas de seguridad, hizo explotar un petardo en el Aeropuerto Internacional de Pekín.
La provincia de Shanxi está plagada de explotaciones mineras de donde se extrae el carbón que alimenta las centrales térmicas del país.
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Los explosivos son abundantes en la zona.

El suceso llega nueve días después de que un todoterreno arrollara a numerosos turistas y policías en la plaza de Tiananmen de Pekín y acabara ardiendo bajo el retrato de Mao Zedong a la entrada de la Ciudad Prohibida.
El presidente chino, Xi Jinping, inaugurará este sábado, además, una reunión clave de la cúpula política del país, el Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista, de la que se esperan reformas económicas «sin precedentes».