Opinión

EN FAMILIA DEBEMOS HABLAR DE PAZ

Carlos Fradique Por:Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA
Cultivar la PAZ en el hogar es un avance para proteger el poco de familia que nos queda.

Desde hace varios años he afirmado que: “Si no hay PAZ en las familias, no hay PAZ en las naciones y sin PAZ es imposible rehacer el mundo.” Uno de mis demandados me respondió con entonación cercana a un grito de reproche que “La PAZ comienza en el corazón” y citó un texto bíblico que no recuerdo. Al revisar los titulares de red, esta frase ha sido reiterada por muchas personalidades: Monseñor Escrivá, el Dalai Lama, el Papa Francisco. Parece una verdad elemental y como lo más elemental muchas veces es lo más difícil de realizar encontramos corazones revoltosos, contestatarios, agresivos, que irradian violencia en su familia, en su entorno y en su sociedad.

En la red encuentro la siguiente Definición de paz: “Con origen en el término latino pax, la paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.” Si aplicamos con buen sentido este concepto llegamos a la conclusión de que debe integrarse puesto que solamente la ausencia de guerra o violencia nos permite vivir en un estado de tranquilidad y quietud. Entonces nuestro aporte debe ser el de evitar la guerra o violencia.

En el hogar y en la familia, la guerra doméstica tiene sus raíces en ideas malsanas que han sembrado en el corazón los cultores del machismo, irónicamente patrocinado por hombres y mujeres.

También se dice que del amor al odio solo hay un paso. Es posible que sea de la posesión afectiva al odio. Del amor escuché esta excelente definición: “Es todo lo que hace que broten flores en el desierto.” O una muy semejante del Papa Francisco: “El amor hace florecer la esperanza en el desierto.” Y no es posible que de esa maravillosa y milagrosa semilla que es el amor, se pueda pasar a la maligna del odio. En cambio de la tortuosa posesión afectiva si es posible pasar al odio.

El hombre o la mujer que actúan con violencia en el hogar, frente a sus hijos, frente a su pareja, lo hacen por odio, rencor, revancha, venganza sentimientos generalmente estimulados por el alcohol, los celos, el despecho, la música de cantina o las puyas del amante.

Cuando una persona es violenta en su hogar o contra quienes fueron sus aliados en el hogar vive en el pasado, se atormenta con los recuerdos que califica de negativos, pierde la opción de vivir mirando el horizonte, de saber que la vida tiene nuevos días, que el ayer es inmodificable pero que el buen mañana está es sus manos y puede lograrlo pleno de paz, de quietud, de felicidad. ¿Con nuevas personas? Es posible y hay que intentarlo sin caer en los errores cometidos.

Colombia sueña con la ausencia de guerra para que podamos despertar en nuevos días tranquilos, en calma, con optimismo, con felicidad. Ayudemos a lograr este sueño sembrando la PAZ en nuestras familias, cultivando la justicia doméstica, honrando la equidad para superar la pobreza económica y la espiritual. Soñemos y aportemos todo lo posible para que termine esta guerra estúpida y la violencia sin razón que nos azota y derrumba.

10 de noviembre de 2014.

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