Opinión

¿Será que Salud y María Isabel tienen razón?

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo
Pocos periodistas hay en Colombia con el coraje de Salud Hernández Mora y María Isabel Rueda. Las dos, en sus respectivas columnas en el diario El Tiempo (Marzo 23/15), comparten la opinión que la renuncia del magistrado Jorge Pretelt no es necesaria ni conveniente.

Salud, concretamente, argumenta: “No, no se vaya, magistrado Pretelt. Si lo hace, sus colegas de las altas cortes se frotarán las manos felices y nada cambiará. Ellos y la Fiscalía General podrán seguir haciendo sus trapicheos con toda frescura. También reinará la felicidad en el Congreso y la Presidencia. Porque todos saben que en el concierto para delinquir y “politiquear” en que se ha convertido el sistema judicial de altos vuelos, son necesarias esas dos patas más. Y con su dimisión venderán al país la idea de que muerto el perro se acabó la rabia. Que con su salida y la desaparición del Consejo Superior renacerá la justicia. Y más hedionda no podrá quedar. Pestilente y bendecida la cloaca por un grueso manto de impunidad…Por eso, es necesario que no dimita ahora Pretelt, que continúe ventilando el ‘roscograma’, los amaños entre magistrados, los contubernios con el Fiscal General y el gobierno de turno.”

María Isabel, a su turno, afirma: “Al magistrado Jorge Pretelt (si es que alguna vez figuró entre sus planes) no lo dejaron renunciar en primer lugar sus colegas de la Corte. Al exigírselo, quisieron tapar con ello sus propias vergüenzas…Aparentando una dignidad que por allá pocos tienen, lo que querían era tapar los ‘roscogramas’, las otras visitas de Pacheco y las chuzadas ilegales de un magistrado. De ahí que Pretelt diga: “Si me voy yo, se tienen que ir todos”…Tampoco dejó renunciar a Pretelt el Congreso, a pesar de que este había ofrecido la salida. En una de las decisiones más torpes de la historia, le negaron su derecho a pedir una licencia no remunerada para asumir su defensa, que habría facilitado la transición institucional hacia su separación del cargo. …Al negarle la licencia, el Congreso condenó también anticipadamente al magistrado, cerrándole la más mínima posibilidad de un juicio imparcial ante la Comisión de Acusación…Otro que volvió imposible la renuncia de Pretelt fue el Gobierno. ¿A qué horas dos de sus ministros se sintieron con la atribución de pedirle a un magistrado retirarse de su cargo sin que él haya sido oído ni acusado formalmente?”

Las dos periodistas tienen razón. Lo que es inaceptable es que pretendan convencer a la opinión pública que con la salida de Pretelt se resuelven los problemas de corrupción y no se derrumba el edificio de la justicia. La verdad es que el edificio de la justicia se derrumbó hace mucho tiempo. Las altas cortes, lastimosamente, se han convertido en cloacas en que el plato de cada día son el tráfico de influencias para fallar tutelas previamente identificadas que favorezcan determinados magistrados y ex magistrados que a su vez redundan en jugosos honorarios para estos juristas. El verificar sólo las tutelas escogidas por Pretelt es hipócrita. Se deben revisar todas las tutelas.

Pretelt no debería salir sin destapar la cloaca. Es mucho lo que este Magistrado puede aportar en destapar las vagabunderías que rodean la Corte Constitucional. ¡Que Pretelt no sea el ‘chivo expiatorio’ cuya renuncia sirva para esconder la podredumbre de la inmensa mayoría de la Corte¡