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Recordando a García Márquez a un año de su muerte

GABRIEL GARCIA MARQUEZ-ULTIMO CUMPLEAÑOS–Cuando se quiere hablar de Gabriel García Márquez, surge un verdadero dilema porque no hay por dónde comenzar. Son tantas las aristas y facetas y tan extensas como sus propias obras. Baste no más tomar sus frases, o párrafos de sus escritos, que son un verdadero compendio filosófico sobre la vida, desde que se nace y se envejece, hasta que se muere, las cuales se graban en la memoria, forman y orientan.

Apenas se necesita transcribirlas para rendir un homenaje, recordar en este día el primer aniversario de la desaparición física del Nobel de Literatura y destacar lo que significó el creador del llamado realismo mágico o la realidad hecha fábula, como se describe su obra.

Solo al crédito de Aracataca — donde nació en 1928 y que para el mundo fue y sigue siendo “Macondo»– se le ocurrió decir que “la vida es la cosa mejor que se ha inventado”, en palabras del Coronel Aureliano Buendía.

GABO-VIVIR PARA CONTARLA
Que “los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.

Que “ cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

Todo ello , pasando por fases intermedias de la vida:

Que “el amor es eterno mientras dura”

Que “el problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno.

Que “no tener suegra es como no tener dolores de cabeza.

Que “lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.

Que “el primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre.

Que “el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.

Que “la sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada.

Que “la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”.

O que “lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”.

Y que decir cuando habló de la pobreza y dijo que “el día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”.

O de otras lecciones vitales que plasmó al expresar, por ejemplo:

«Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar».

«El éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible».

«En realidad, el único momento de la vida en que me siento ser yo mismo es cuando estoy con mis amigos».

«Hay que ser infiel, pero nunca desleal».

«Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando, y sólo ser más cuidadoso en quién confías dos veces».

«La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado».

«Lo único que me duele de morir es que no sea de amor».

Pero hay más frases sobre el amor…

«El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno».
«El amor es tan importante como la comida. Pero no alimenta».

«El amor se hace más grande y noble en la calamidad».

«Creo que las mujeres sostienen el mundo en vilo, para que no se desbarate mientras los hombres tratan de empujar la historia. Al final, uno se pregunta cuál de las dos cosas será la menos sensata».

«Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser».

«En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces».

«El amor es un sentimiento contranatural que une a dos desconocidos en una relación mezquina e insalubre, cuanto más intensa, tanto más efímera».

«El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas».

«La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener».

Además, entretejió otras frases, que también forman parte del compendio de vida, dentro de las cuale dejó en claro que «las ideas no son de nadie», que «la vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir» y que «la ingratitud humana no tiene límites».

«Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía».

«Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra».

«El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga».

«La incredulidad resiste más que la fe, porque se sustenta de los sentidos».

«Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe».

«A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad».

Pero, solo reseñando fechas memorables, se puede recordar a Gabo.

Para citar solo dos: El martes 30 de mayo de 1967, sin previo anuncio o campaña publicitaria, salió a la venta en Buenos Aires la primera edición de la novela Cien años de soledad. Fueron 8 mil copias, que se agotaron en menos de dos semanas. Lo que siguió fue la apoteósis.

Y 1982: García Márquez recibe el Premio Nobel de Literatura. “Por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”, según la Academia Sueca.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ- CIEN AÑOS

A propósito de su pasión, la escritura, no podemos dejar de reseñar estas frases:

«El deber revolucionario de un escritor es escribir bien».

«Escribo porque quiero que me quieran».

«Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde dice lágrima ni confundirá revolver con revólver».

«Simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros».

«El deber de los escritores no es conservar el lenguaje sino abrirle camino en la historia. Los gramáticos revientan de ira con nuestros desatinos, pero los del siglo siguiente los recogen como genialidades de la lengua. De modo que tranquilos todos: no hay pleito. Nos vemos en el tercer milenio».

«El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar».

«Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir».

«Nunca releo mis libros, porque me da miedo».

«‘Cien años de soledad’ no es más que un vallenato de 350 páginas».

Y como periodista que fué, Gabo nos dejó también lecciones:

«El periodismo es el mejor oficio del mundo».

«El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad».

«Los periodistas se han extraviado en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro».

«La prisa y la restricción del espacio ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella».

«Actualmente las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores».

«La grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista».

«La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón».

«Las escuelas de periodismo enseñan todo lo que tiene que ver con el periodismo, menos el oficio».

«A veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor».

«El mayor problema de escribir es saber cuándo uno se miente a sí mismo. Porque cuando te mientes a ti mismo le mientes al lector, y la mentira es algo que el lector nunca perdona».

Y para cerrar, sólo es acertado transcribir el último párrafo de su obra cumbre, Cien años de Soledad: «Y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra».