Opinión

Mientras Pablo se asolea…

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo
Jorge Torres Victoria, alias ‘Pablo Catatumbo’, es un curtido forajido del estado mayor y el secretariado de las FARC, responsable de la producción y distribución de cocaína en los corredores montañosos de los municipios de Palmira, Buga, Tuluá, Sevilla, Florida y Pradera, entre los corregimientos de Barragán, Puerto Frazadas y Santa Lucía.

Catatumbo es uno de los principales líderes del grupo narcoterrorista Farc, posiblemente su máximo jefe – teniendo en cuenta que Timochenko es probablemente un ‘hombre de paja’. Catatumbo en La Habana pasa buena parte de su tiempo, por cuenta de todos los contribuyentes, asoleándose y paseando en yates y carros convertibles. Como cabeza visible del Bloque Occidental de las Farc, Pablo Catatumbo es el responsable del Frente Sexto de esta organización. Y es precisamente este Frente que en días pasados asesinó en una emboscada a once soldados de la patria. Catatumbo y sus secuaces, con el cinismo que los caracteriza, trataron de excusar el asesinato argumentando que fue en defensa propia; y pretendieron pasarlo al olvido diciendo que se debería analizar con cabeza fría.

¿Qué pasó realmente en el Cauca? Que los narcoterroristas de las Farc se percataron que el Ejercito se acercaba a la zona donde tiene los sembrados de coca y de amapola, al igual que los laboratorios. El Sexto Frente es en esencia el bloque exportador de estupefacientes de las Farc. Su misión es recibir de parte del bloques Central y Oriental la cocaína y la amapola que otros frentes de las Farc cultivan en el centro y sur oriente del país. Esta coca y amapola, atravesando la cordillera central, se traslada al Cauca y el Valle para ser procesada y reenviada por el Pacífico a los mercados de consumo. El Frente VI, cuya presencia en el Cauca es permanente y notoria, se mueve como un pez en la zona de resguardos indígenas precisamente porque el 80 por ciento de sus integrantes son indígenas. De los anteriores hechos se derivan dos importantes conclusiones: La primera es que el mayor traficante de droga de Colombia es Pablo Catatumbo, criminal que los ‘amantes incondicionales de la paz’ exigen que no sólo no pague un día de cárcel, sino que se les entregue una curul en el Congreso para que pueda, a su antojo, impulsar proyectos de ley. La segunda conclusión que los indígenas no están metidos en el narcotráfico es una vulgar mentira. No sólo la cultivan y procesan en los territorio que se les ha asignado, sino que varios de los indígenas hacen parte activa de los asesinos de nuestros soldados.

Tímida…muy tímida la respuesta del gobierno a este repugnante crimen. Reanudar los bombardeos no es suficiente. El gobierno, sin más titubeos, debe suspender los diálogos y declarar la guerra frontal a los narcoterroristas de las Farc.

*****

Apostilla: Pocos, muy pocos medios resaltaron la fenomenal rechifla al gobierno en la Maratón de los Soldados. La Gran Prensa, arrodillada, se quedó callada y dio muestras de su bajeza.

Los comentarios están cerrados.