Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (37)
Terminó mayo, mes de la madre y está terminando junio, mes del padre. Los hijos tuvieron la oportunidad de reconocer a sus padres el buen desempeño de sus obligaciones como tales. Los elogiaron y les dieron regalos. Mayo y junio pueden ser considerados como los meses de la PROGENITURA RESPONSABLE.

Sin embargo, muchos de ellos teniendo sus mamás y papás vivos no pudieron o no quisieron hacerlo por distintas razones, como por ejemplo: 1) Los padres destruyeron el amor y la confianza en sus hijos 2) Los padres los abandonaron física, económica y afectivamente. 3) Los padres están más comprometidos con los hijos de sus nuevas familias. 4) Los padres están absorbidos por vicios como drogas o alcohol. 5) Los padres han sido violentos y salvajes con sus hijos.

Y estas causas se dan en todos los niveles de la sociedad. Un niña campesina me respondió que seguramente su papá esperaría un regalo para ir a la tienda a consumir cerveza y una niña que estudia en uno de los mejores colegios de Bogotá me dijo que no llamaría a su papá porque seguramente la regañaría y comenzaría a preguntarle por lo que estaba haciendo la mamá.

Los niños de padres separados o padres que no han vivido juntos y que durante el crecimiento de sus hijos se han trabado en pleitos sin fin para que un tercero ajeno a la familia como el juez, el comisario de familia o el “defensor de familia” definan con quien deben vivir sus hijos, cómo deben atender su sostenimiento y cada cuánto tiempo tienen derecho a visitarlos van sembrando en sus corazones sentimientos de rechazo, de miedo y hasta de rencor u odio por quienes pretenden obligarlos a la fuerza a compartir días de pesadez emocional y afectiva.

Estos hijos y estas hijas, generalmente se maduran a edad muy temprana, se rebelan contra sus padres, se refugian en sus amigos y amigas que han tenido experiencias negativas y se sentirán congraciados al lograr que sus nuevos amigos y amigas, se embaracen, aborten, prueben drogas, se vuelvan adictas al licor, fracasen en sus estudios y hasta osen cometer delitos menores que fácilmente los pueden llevar al mundo trágico de los delitos mayores. Son infantes y adolescentes que pueden crecer traumatizados, con resentimientos, proclives a la mentira, al engaño y hasta el desamor.

Con frecuencia los progenitores se trenzan en estas clases de pleitos por celos, rencores, despechos, venganzas y no pocas veces con el apoyo y estímulo de integrantes de la familia como padres, tíos y nuevas parejas. Conozco casos en los que esos pleitos se generan por insinuación de funcionarios que tienen el deber de garantizar la paz en la familia y de abogados que sirven de escuderos de esas batallas que son infames. Y en esta triste realidad los verdaderos perdedores son los hijos en su infancia y adolescencia, etapas de la vida en las que el ser humano debe recibir todo el apoyo de sus padres, de su familia, de la sociedad y de los funcionarios de familia.

Los hijos que sin tener por qué se ven involucrados en estos pleitos es como si vivieran en un mar picado, un mar que describe el poeta Julio Flórez como el que “ruge, se encrespa y se agiganta.” Es verdad que los hijos en su infancia deben vivir como en una pecera con todos los cuidados y en su adolescencia aprender a capotear los retos de los mares de leva y mares enfurecidos. Pero deben aprender la lección con prudencia, con tino, con amor y no porque los padres los lancen de manera irresponsable con un “sálvese quien pueda.”

DIA MUNDIAL CON CELOS, NI DESPECHO.

Insisto en que un día mundial sin celos no es una utopía. Por lo menos servirá para minimizar los efectos dañinos de quien actúa violentamente con pasión.

Invito a todos los medios, entidades con responsabilidades en la familia e instituciones educativas, a que durante esta semana del 22 al 27 de junio realicemos actividades que permitan tomar conciencia sobre el daño social que producen los celos y el despecho.

1) Los Psicólogos y médicos Psiquiatras. Descubrir al celoso o celosa y ayudarle a manejar la cultura dañina de los celos.
2) Los abogados. Instruir sobre los castigos por violencia intrafamiliar y asesinatos. No hay defensa del honor sexual, ni derecho a matar.
3) En todos los colegios, en las clases de ética en las que deben ser profesores todos los docentes, hacer conferencias, tertulias, obras de teatro para formar conciencia sobre el daño que causan los celos. Atenderán de manera especial a los adolescentes.
4) Los Comisarios de Familia para advertir con prudencia y decencia sobre las sanciones por violencia intrafamiliar.
5) Todos los medios de comunicación hablada y escrita, incluidos los tecnológicos, en cumplimiento del Art. 47 de la ley de Infancia y Adolescencia, organizarán tareas semejantes a las de los colegios.

Bogotá, 22 de junio de 2015.

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