De acuerdo con Christoph Harnisch, jefe de la delegación del CICR en Colombia, muchos colombianos no sienten aún el impacto de los avances de las negociaciones en La Habana ya que siguen sufriendo múltiples formas de violencia y siguen necesitando ayuda humanitaria.

A pesar de que los diálogos entre el gobierno y la guerrilla de las Farc se adelantan desde noviembre 2012, el CICR continúa registrando los mismos niveles de violencia contra la población que en años anteriores», indica el texto.

«El impacto (del conflicto) sigue vigente, pero de manera más individual», indicó Delphine Van Solinge, directora de Protección del Cicr en Colombia.

Según Solinge, en 2015 siguieron registrándose desapariciones, homicidios, amenazas de muerte, casos de violencia sexual y de impacto de las minas antipersonales.

La Cruz Roja registró 812 «posibles violaciones de las normas humanitarias» en el 2015, un 25% en centros urbanos, que dejaron unas 19.000 víctimas. La mitad de los actos fueron cometidos contra menores de edad y mujeres.

Para la organización internacional, Colombia enfrenta cuatro retos humanitarios en 2016: la búsqueda de las casi 79.000 personas reportadas como desaparecidas (entre ellas, 45.000 atribuidas al conflicto), la presencia de artefactos explosivos, la violencia que se origina por fuera del conflicto armado y la crisis del sistema penitenciario.

A pesar que el 2015 fue el año que dejó menos víctimas por desaparición forzada desde 1999, la Cruz Roja subrayó que siguen reportándose casos de personas con paradero desconocido y consideró que resolver este tema debe ser prioritario para Colombia.

Por otro lado, el Cicr destacó la limpieza de artefactos explosivos y restos de guerra en Colombia, segundo país del mundo con más minas antipersonales después de Afganistán.

El conflicto armado colombiano, desatado por un levantamiento campesino en 1964, deja ya oficialmente más de 6,6 millones de desplazados y 260.000 muertos.