Nacional Tema del Día

La caída de la “subversión” en Colombia: 25 mil guerrilleros se han desmovilizado de manera individual

marcha-contra-las-farc–Más de 25 mil guerrilleros abandonaron las filas de sus grupos de manera individual en Colombia, durante los últimos 13 años, según lo estableció el Observatorio de Paz y Conflicto de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.

En total, 25 mil 271 guerrilleros desertaron de sus grupos en el periodo comprendido entre agosto de 2002 y julio de 2015. El pico de las desmovilizaciones se dio entre los años 2007 y 2008, coincidente con las grandes ofensivas militares del Estado, especialmente contra las Farc, en particular, en desarrollo del Plan Patriota. En aquellos años cayeron cabecillas «históricos» de esa guerrilla, incluidos miembros del Secretariado, como alias Raúl Reyes e Iván Ríos.

En 2008 se desmovilizaron–en total– 3.461 guerrilleros y, en 2007, 3.037. Estos años estuvieron precedidos por 1.990 desmovilizaciones en el año 2006. En 2009, sin embargo, después del pico, la curva descendió a 2.638. Después de ese año, la cifra fluctuó entre 2.600 y 1.300 desmovilizaciones.

Los datos del Observatorio de Paz y Conflicto de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, están recopilados en el libro Salida de integrantes de organizaciones guerrilleras 2002-2015, lanzado en la U.N.

El observatorio, liderado por la docente de la U.N., María Clemencia Castro, pone en evidencia que, después de 2009, las estrategias pudieron llegar a un probable agotamiento en el modelo de desmovilización.

A partir de 2012, año de instalación de la mesa en La Habana, hubo fluctuaciones entre 1.100 y 1.300 desmovilizados.

Dentro de las estrategias que llevaron a la mayor cantidad de desmovilizados se destaca la difusión masiva, los volantes sobre las selvas y los mensajes radiales como mecanismos para alentar a los combatientes a abandonar las filas subversivas.

Al respecto, se destacan tres componentes: incentivos económicos para la desmovilización, sensibilización a través del significado de la familia (con fechas especiales como la Navidad o el Día de la Madre –con picos tenues de desmovilización fomentada en la emotividad-) y la prevención del reclutamiento de menores.

Asimismo, la creación de la figura del gestor de paz, en la que se inserta la práctica de mensajes difundidos por combatientes históricos o emblemáticos para motivar, con peso, la salida de las filas (caso de alias Karina).

La investigación que le da paso al libro es la reconstrucción analítica de los factores que determinaron la salida individual de miembros de la guerrilla, cuyo número se desprende de la información oficial de las entidades como la Oficina de Atención al Desmovilizado del Ministerio de Defensa Nacional y la Oficina de Comisionado de Paz, entre otras.

Aunque la publicación se concentra en una época posterior a la desmovilización de guerrillas como el M-19, Quintín Lame, o el mismo EPL, ofrece un capítulo de antecedentes que explora las modalidades de desmovilización, para entender las particularidades y dinámicas de las salidas individuales, dado que no tienen una ruta institucional.

Entre estas está la colectiva, insertada en un contexto de negociación, y una modalidad individual por decisión del combatiente, sin que ello implique que la organización se acabe. Esa cifra corresponde a más de 25.000 insurgentes, reseñados en el libro.

Salidas colectivas

No obstante, los investigadores del observatorio ofrecen una tercera vertiente de desmovilización: la que combina, en cierto modo, lo colectivo, sin negociación, con las motivaciones de la salida individual, reflejada en deserciones de hasta 10 o 12 guerrilleros que, en todo caso, no implicaron el fin de la organización.

Por grupo, el 82 % de las desmovilizaciones corresponden a las Farc, el 16 % al ELN, y el 2 % a las disidencias (EPL, ERG, ERP).

Uno de los hallazgos contundentes del libro es que, en el caso del ERG (Ejército Revolucionario Guevarista), este llegó a su fin a partir de desmovilizaciones individuales. Su lucha armada terminó, literalmente, mediante una atomización insurgente.

El libro refleja una articulación de las salidas de integrantes de estas organizaciones con la política de seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe, y con una continuidad de estrategias en materia de desmovilización, en la era de Juan Manuel Santos.

Registro por regiones

Geográficamente, la mayor cantidad de desmovilizaciones ocurrieron en el departamento de Antioquia, con el 11,6 % de las desmovilizaciones individuales (uno a uno y en pequeños grupos); seguido del Meta, con el 9,3 % y, en tercer lugar, Caquetá, con el 7,9%.

El observatorio identifica un desafío trascendental que tiene Colombia en la era del posacuerdo-posconflicto: el encuentro entre quienes han salido de forma individual (probablemente asociados a la categoría de desertores, que entregaron información clave, material de guerra, base de contundentes golpes) y quienes aspiran a entregar las armas y caminaron la ruta del conflicto hasta una mesa de negociación, determinante para la reconciliación del país.

El lanzamiento del libro contó con la presencia de la profesora María Clemencia Castro, Marie Andersson de Frutos, embajadora de Suecia en Colombia; el profesor Ricardo Sánchez Ángel, decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la U.N. y el coronel Juan Manuel Pabón, coordinador del Grupo de Atención Humanitaria al Desmovilizado del Ministerio de Defensa Nacional, entre otros. (Información de Agencia de Noticias U.N.)