Los dos diarios reflejan el punto de vista del régimen de los Castro, que de todas formas reconocen que es todo un acontecimiento, pues el último crucero de este tipo que enlazó un puerto estadounidense y la isla, tuvo lugar en 1978.
Aunque las leyes vigentes del bloqueo aún prohíben los viajes turísticos de estadounidenses a la Isla, las recientes medidas ejecutivas de la administración de Barack Obama abrieron nuevas puertas para la transportación marítima entre ambos países, advierte Granma.
De Miami, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Sur y muchos otros puntos de la geografía estadounidense son los viajeros con diversos objetivos e intereses en este bojeo a Cuba: culturales, académicos, exploratorio de negocios, religiosos, de encuentros persona a persona y otros de las 12 categorías permitidas, reseña Juventud Rebelde.
Arnold Donald, presidente de la Carnival, la más grande empresa de cruceros del mundo, y otros altos funcionarios de la compañía llegaron en este primer viaje, que no dudaron en calificar de «histórico».
«Para la compañía fue un largo viaje», dijo a los periodistas sobre el tablado de la terraza de la Terminal de Cruceros Sierra Maestra y con la elegante mole blanca del Adonia de fondo.
«Nos sentimos honrados y privilegiados» de que Carnival «sea parte de este histórico momento», puntualizó. «Agradecemos a la administración Obama su decisión y agradecemos a Cuba haber hecho todo esto posible», añadió el empresario, que a la vez se mostraba feliz de haber traído a este grupo de viajeros que, dijo, están «ansiosos por experimentar la isla».
La visita de los cruceros de Carnival es una nueva oportunidad para mostrar “la Cuba que tenemos”, dijo Víctor Juan Veloso Pimienta, director de Havanatur, una de las contrapartes cubanas que ayudó a organizar los recorridos, destaca Gramna.
Respecto a las perspectivas de crecimiento, Veloso enfatizó que es un nuevo producto en el mercado y necesita tiempo, pero se mostró confiado de que las visitas de este tipo irán en aumento.
Reconoció que la planificación del itinerario de Carnival no fue fácil, a pesar de la experiencia de su empresa en este tipo de actividades, producto de las restricciones que siguen en vigor por la parte estadounidense.
Veloso llamó a ocupar el espacio que se abre, algo en lo que concuerda Rosa María Caballero, la encargada del destino Cuba dentro de Fathom, la filial de Carnival que maneja el Adonia.
Caballero asegura que los cambios registrados en los últimos meses son significativos, tras más de medio siglo de distanciamiento. “También es lindo hacer este tipo de viajes que van más allá del simple turismo”, dijo respecto a los programas “pueblo a pueblo”.
De hecho, la línea Fathom está dedicada por entero a los viajes con “impacto social”, que unen el esparcimiento con conocer otras culturas y experiencias de vida.
Se calcula que, de abolirse esas leyes, Cuba podría recibir más de un millón de visitantes en cruceros, más allá de si están interesados en sumergirse en su cultura o simplemente en sus playas, concluye Gramna.