Michel Temer firmó la notificación del Senado en la que asume de manera interina la Presidencia de Brasil, después de que la Cámara Alta decidiera abrir un juicio político con fines de destitución contra la mandataria Dilma Rousseff.

La notificación, firmada por el titular del Senado, Renan Calheiros, faculta a Temer como presidente durante los próximos 180 días, período en el cual la Cámara Alta debatirá si destituye a Rousseff o la permite volver al cargo.

Si en el juicio político Roussseff es destituida, Temer será presidente hasta el 31 de diciembre de 2018, cuando termina el periodo presidencial. Si llegado el caso, también se adelanta un proceso de ‘impeachment’ contra el vicepresidente, el que asumiría las riendas de Brasil sería el presidente de la Cámara brasileña, Waldir Maranhão.

La firma se dio mientras Rousseff realizaba un pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto tras ser notificada de su suspensión, donde aseguró que sufre «la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió».

También aseguró, en franca alusión a Michel Temer, que «el mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos, aquellos que no fueron elegidos por la población y que no tienen legitimidad para enfrentar los desafíos» de Brasil.

Y advirtió de que la gestión que encabezará Temer «podrá verse tentada a reprimir a quienes piensen distinto», por lo cual señaló que ese nuevo gobierno «será la gran razón para la continuidad de la crisis política» en el país.

El nuevo Gobierno de Temer tiene el reto de recomponer la base oficialista en el Congreso para conseguir llevar adelante los proyectos de ley que Rousseff intentó poner en la agenda legislativa.

Además, Temer deberá responder a la confianza inicial que el mercado financiero ha dado a su posible gobierno y que ve en Meirelles a un comandante para implementar las medidas necesarias que le permitan a Brasil enderezar el camino de su economía, que este año puede terminar con otra contracción próxima al 4,0 %.

De confirmarse el pronóstico del mercado y con el 3,8 % de encogimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en el 2015, Brasil confirmaría su recesión, que está acompañada de altos índices tanto de inflación, como de tasas de interés y desempleo.