
La participación de los rusos, el remate de los últimos trabajos, el COI y los organizadores de los Juegos Olímpicos de Río se hallan en una verdadera carrera contrarreloj a cuatro días de la ceremonia inaugural.
El tiempo se les echa encima a los organizadores. Mientras los atletas del mundo entero llegan a Río, el estado de la villa olímpica deja que desear. En su inauguración el 24 de julio, quince inmuebles de 31 presentaban problemas de plomería, como fugas de agua o baños taponados por bloques de cemento, para lo que fue necesaria la asistencia de 630 plomeros.
«Cuando llegué (el jueves) al aeropuerto, decidí acudir inmediatamente a la Villa, incluso sin tomar tiempo para ducharme o afeitarme», confesó el domingo Thomas Bach. «En el lugar, mientras conversaba con los atletas o con los jefes de las misiones, sentí que eran optimistas. Los últimos trabajos fueron realizados durante las últimas 24 horas y la Villa presenta ahora un estado fantástico».
Los primeros en llegar, los australianos, se vieron obligados incluso a abandonar durante un tiempo la Villa. A su vuelta, su edificio sufrió un incendio el viernes, rápidamente sofocado por los bomberos.
Los organizadores dan cada paso sobre el alambre. En el Parque Olímpico aún se dan las últimas pinceladas. La principal duda recae en el Velódromo, que no fue terminado hasta finales de junio, lo que impidió a la organización testarlo con una prueba de nivel antes del 11 de agosto. La espera hasta la hora límite también acompañó a la construcción de una nueva línea de metro hacia el Parque Olímpico, inaugurada el sábado.
Este lunes está previsto que entre en servicio (parcialmente). Sin que haya sido utilizada por los ciudadanos de Río, por el momento sólo transportará a los miembros de la «familia olímpica» (espectadores y acreditados). La línea de metro pasa cerca de Guanabara, la bahía que albergará las pruebas de vela, bajo la mirada del Cristo de Corcovado.
Cuando fue designada ciudad anfitriona en 2009, Río había prometido que el 80% del agua de la bahía sería tratada. Siete años después los desechos de la ciudad siguen vertiéndose en la bahía. A pesar de la presencia de barcos de limpieza o de redes de protección, toda clase de materiales flotan en la superficie, y los últimos análisis no mostraron una mejora en la calidad de las aguas, con gran presencia de bacterias.
Entre paso y paso por las boyas, los regatistas deberán esquivar los objetos flotantes. Victoria, derrota, risas, lágrimas. Esas palabras acompañarán a la gran fiesta olímpica a partir del miércoles, cuando se disputarán los primeros partidos de fútbol. Las primeras medallas se entregarán el sábado, en natación, halterofilia, ciclismo, esgrima, judo, tiro y tiro con arco. Queda por ver si habrá algún ruso en los podios al final de esta contrarreloj.
