Internacional

Cumbre del G20 reconoció que la crisis de los refugiados es un problema mundial

refugiados

La cumbre del G20 reconoció que la crisis de los refugiados es un problema mundial y pidió emprender «esfuerzos globales» para afrontar sus causas y consecuencias.

Durante el debate sobre esta situación, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió que el sistema europeo de acogida está a punto de llegar a su límite y que los demás países no pueden quedarse al margen de esta crisis.

Tusk pidió que no solo se reconozca este problema, sino también que se tomen medidas concretas.

Se refirió a los millones de refugiados que la Unión Europea (UE) ha acogido y los miles de millones de euros que ha invertido en Oriente Medio, indicaron fuentes comunitarias.

La UE llegó a la cumbre de Hangzhou con el objetivo de lograr que el G20 hiciera más por solucionar la crisis de los refugiados, pues considera que tanto el bloque comunitario como Turquía, Jordania y el Líbano han cargado con una responsabilidad desproporcionada, mientras muchos Estados ricos no han hecho prácticamente nada, al no haber acogido ni a un solo refugiado.

«Hemos tratado la crisis migratoria y coincidimos en que tenemos que hacer más para combatir las causas de raíz de la migración masiva», explicó la primera ministra británica, Theresa May.

Sin embargo, para el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el resultado no es suficiente.

Erdogan recordó que el año pasado, cuando Turquía ejerció la presidencia del G20, manifestó durante la cumbre de Antalya la necesidad de buscar soluciones a los problemas del terrorismo y la crisis de los refugiados.

En su opinión, el G20 «ha suspendido el examen» de la gestión de la crisis de refugiados casi un año después de aquella reunión.

Las medidas propuestas para paliar esta crisis, lamentó, «no han sido rechazadas en principio por casi nadie, pero ningún país ha dado pasos completos al respecto».

Recalcó la gran responsabilidad que ha tenido que asumir Turquía al acoger a cerca de tres millones de desplazados procedentes de Siria e Irak lo que le ha supuesto, reveló, un gasto de 25.000 millones de dólares.

Erdogan denunció que los países occidentales han adoptado una actitud «de seguridad e incluso racista» ante aquellos que buscaban asilo dentro de sus fronteras, lo que calificó de «vergonzoso».

Turquía, añadió el mandatario, continuará recibiendo a las víctimas de los conflictos «sin ninguna discriminación de procedencia o religión».