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Lo que dejaron los ataques de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, desde la optica de Cuba

impacto-2–El 11 de septiembre es solo otro recuadro en el calendario. Pero la historia se ha encargado de llenar ese espacio del tiempo con acontecimientos que marcan el destino de pueblos enteros, reseña el régimen cubano en su órgano oficial Granma.

«Desde el magnicidio del presidente chileno Salvador Allende hasta los ataques terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, pasando por el asesinato del diplomático cubano Félix García en las inmediaciones de la ONU», complementa.

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«Existe un hilo conductor entre ellos, a pesar de la distancia geográfica y temporal, y es el irracional uso de la violencia para lograr supuestos objetivos po­líticos. ¿Qué lecciones nos han dejado estos sucesos?», reseña el escrito de Sergio Alejandro Gómez.

Pero antes, de incluir las demás precisiones del artículo cubano, recordemos el hecho que es considerado como la mayor acción terrorista ocurrida en el mundo:

Ese día fueron secuestrados por terroristas de la red yihadista Al Qaeda, tres aviones de línea, dos de ellos, para ser impactados contra las torres gemelas y el último contra el Pentagono.

Hacia las 08:45 a.m. fue estrellada la primera aeronave contra la torre Norte del WTC, a la altura del piso 80.

El aparato era un Boeing 767 de American Airlines que viajaba entre Boston y Los Angeles, con 81 pasajeros y 11 tripulantes a bordo.

Dieciocho minutos más tarde, otro avión impactó la segunda torre (la Sur) a la altura del piso 40. Era un vuelo United Airlines que iba de Boston a Los Angeles, con 56 pasajeros y 9 tripulantes.

A las 09:43, un tercer avión se estrelló en Virginia contra las oficinas del Pentágono. Era un Boeing 757 de American Airlines, que realizaba el trayecto entre el aeropuerto de Dulles (Washington) y Los Angeles y que transportaba a 58 pasajeros y 6 tripulantes.

A las 10:00 horas, en Nueva York, se desplomó completamente la Torre Sur.

A las 10:10 horas, parte de las instalaciones del Pentágono se derrumbaron, consumidas por las llamas.

Un cuarto avión, que tenía que impactar otro objetivo no identificado, al parecer en la misma Nueva York, cayó a tierra en Somerset, cerca de Pittsburgh. Se trataba de un vuelo de United Airlines que viajaba de Newark (New Jersey) a San Francisco, con 38 pasajeros a bordo y siete tripulantes.

Hay dos hipótesis en torno a la caída de esta aeronave: Una, un posible enfrentamiento de los pasajeros con los secuestradores, y dos, que habría sido derribado por aviones F-16 de la Fuerza Aérea estadounidense.

A las 10:28, la segunda de las Torres, la Norte, se desplomó por completo.

Los ataques terroristas causaron la muerte a cerca de 3.000 personas y heridas a otras 6.000.

Las torres gemelas fueron diseñadas a principios de la década de 1960 por Minoru Yamasaki y Asociados, de Troy (Míchigan), y Emery Roth e Hijos, de Nueva York. Cada una tenía 110 pisos.

Este es el análisis de Granma de Cuba sobre el terrible suceso:

1. NO SE COMBATE EL FUEGO CON FUEGO

Cuando aún los bomberos y rescatistas buscaban sobrevivientes en­tre los escombros del World Trade Center y mucho antes de los discursos belicistas del presidente George W. Bush, el Co­man­dante en Jefe Fi­del Castro dijo en La Habana lo si­guiente: “Ninguno de los actuales pro­blemas del mun­do se puede re­sol­ver por la fuerza, no hay poder global, ni poder tecnológico, ni po­der militar que pueda garantizar la in­munidad total contra tales he­chos”.

2. EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS

Las torturas, asesinatos y persecuciones utilizadas por la dictadura militar chilena y otras del continente es­taban justificadas por el su­pues­to objetivo de frenar la expansión del comunismo. Los documentos revelados recientemente en Estados Unidos sobre la dictadura argentina apuntan a que Washing­ton era consciente de todo lo que estaba pasando y no hizo nada para contenerlo. Las fotografías de torturas en Abu Ghraib o los cientos de miles de personas fallecidas y catalogadas como “bajas colaterales”, sumadas a las historias de dolor de sus familias, abren la pregunta de si los fines justifican los medios.

3. EL MUNDO NO ES UN LUGAR MÁS SEGURO QUE EN EL 2001

Según una base de datos de la Universidad de Maryland, en el año 2000 se reportaron me­nos de 4 000 muertes por actos terroristas a nivel global. Un informe elaborado por el go­bierno de Estados Unidos contabilizó 32 700 fallecidos durante el 2014 por ese motivo. El pasado año la situación no fue más favorable.

4. NO EXISTE UN TERRORISMO BUENO Y UNO MALO

Este mismo 11 de septiembre se cumple el aniversario 36 de la muer­te del diplomático cu­bano Félix Gar­cía a manos de un terrorista en las cercanías de la sede de la ONU de Nueva York. Antes, en 1973, Sal­va­dor Allende se despedía de su pueblo desde La Moneda. Sucesivas ad­ministraciones estadounidenses han intentado mostrar al mundo que la violencia contra ellos o sus aliados es terrorismo, pero cuando se aplica contra países que no responden a sus intereses se llama “lucha por la democracia”.

5. LOS SISTEMAS POLÍTICOS NO SE PUEDEN IMPONER

El presidente ruso, Vladimir Pu­tin, dijo en una entrevista reciente con sitio digital Bloomberg, que los eventos de la última década han mostrado que intentos externos de democratizar a una nación llevan al incremento del terrorismo y la destrucción del Estado. “Cuando oigo que algún presidente tiene que irse, y no lo oigo desde ese país sino des­de fuera, me surgen grandes preguntas”, señaló.

6. NO TIENE RELIGIÓN

Millones de musulmanes repartidos por el mundo sufren discriminación y rechazo por las actividades de unos pocos cientos. Ataques recientes perpetrados por lobos solitarios en países occidentales muestran la variedad de traumas políticos y sociales que llevan al extremismo y que van mucho más allá de la religión.

7. CARECE DE CAUSA

Resulta llamativo que los planes y proyectos de los grupos terroristas sean inexistentes o incomprensibles, incluso para sus coterráneos, más allá del falso proyecto mesiánico de un califato global. El terrorismo es en esencia irracional y su fin es la violencia en sí misma.

8. NINGUNA NACIÓN ESTÁ 100 % SEGURA

Estados Unidos, Francia, Bél­gi­ca, Rusia, Turquía, Egipto, Libia, Irak, Somalia, Etiopía, Nigeria… la lista de países afectados por atentados terroristas durante los últimos años se hace cada día más larga. Los muros y las políticas de seguridad han de­mostrado ser ineficientes a la hora de garantizar la seguridad de los ciudadanos.

9. LA POBLACIÓN SIEMPRE ES LA MÁS AFECTADA

Solo en la guerra de Irak, se calcula que un millón de civiles perdieron sus vidas. La guerra termina afectando más a quienes jamás han cargado un fusil en sus brazos.

10. LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN SON SU PRINCIPAL COMBUSTIBLE

Resulta muy simplista abordar el fenómeno del fundamentalismo is­lámico sin analizar la evolución de una región con miles de años de historia, pero que fue sometida a un régimen colonial y neocolonial en el pasado reciente. De la misma ma­nera, los lobos solitarios que están causando pánico en las capitales occidentales, responden a di­námicas de exclusión y marginación que no han hecho más que acrecentarse con el paso de las ge­neraciones.

11. EL PEOR TERRORISMO POSIBLE ES EL DE ESTADO

Aunque la propaganda de los grandes medios de comunicación no escatima esfuerzos para mostrar el terrorismo como un dominio de los grupos radicales, a miles de kilómetros de la civilización occidental, o de maniacos locales que han sido captados por ellos, la historia tiene incontables muestras de que los más mortíferos actos de terror han sido conducidos por los estados. Wa­shington pertrechó a los fascistas de la Plaza Maidán en Ucrania desatando un conflicto que no parece tener fin. Desestabilizó Libia, un país con los mejores indicadores sociales de esa región, y trabaja por el derrocamiento del Gobierno si­rio, incluso en detrimento del en­fren­tamiento con los verdaderos te­rroristas. Ade­más, métodos de guerra no convencional, equiparables en to­dos los sentidos a los terroristas, se aplican sin vacilación contra países con go­biernos progresistas como Vene­zue­la, Ecuador y Bolivia.