Presidente ordena a negociadores trabajar en modo cónclave para perfeccionar los acuerdos de paz
Después de la anunciada reunión entre el jefe Negociador Humberto de la Calle y el presidente Juan Manuel Santos, a la que asistieron también otros miembros del equipo, se presentó un informe sobre las reuniones de trabajo que se desarrollaron con diferentes voceros del No, mientras el presidente estaba de gira por Europa.
El presidente Juan Manuel Santos hizo el anuncio de una mesa de trabajo a modo de cónclave para desarrollar más de 500 propuestas en 57 ejes temáticos.
Santos señaló que: «he dado instrucciones para que el equipo negociador del Gobierno trabaje en modo cónclave, en grupos temáticos simultáneos, sin levantarse de la mesa hasta alcanzar un acuerdo».
Y agregó que: «En este ejercicio se lograron avances significativos sobre la reforma rural integral para fortalecer y reiterar el respeto a la propiedad privada y las garantías para todos. Así mismo, se avanzó en el perfeccionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz, a fin de hacer ajustes en la dirección propuesta en las diversas reuniones, y en especial teniendo en cuenta las opiniones de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado».
La alocución del presidente es la siguiente:
Acabo de reunirme con el Jefe Negociador Humberto de la Calle, y otros miembros del equipo quienes me presentaron un detallado informe sobre las reuniones de trabajo desarrolladas durante esta semana con diferentes voceros del No.
En estas reuniones, participaron el expresidente Álvaro Uribe, Oscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo, Iván Duque, Marta Lucía Ramírez, Camilo Gómez, Jaime Arrubla, y representantes de organizaciones de víctimas y de algunas iglesias cristianas, entre otros voceros del No, con los cuales nos hemos ido reuniendo.
El equipo negociador del Gobierno Nacional, junto con el Ministro del Interior Juan Fernando Cristo, y el Alto Consejero para el pos conflicto Rafael Pardo, lideraron esas sesiones de trabajo.
Se reunieron también con la Conferencia Episcopal, con las Altas Cortes, con pastores, con empresarios, militares retirados, otros grupos de víctimas y líderes sociales para trabajar sobre propuestas y alternativas hacia un nuevo acuerdo de paz.
Concluyó así un mes completo de diálogo nacional por la unión y la reconciliación, durante el cual escuchamos con mucha atención y respeto tanto a los voceros del No, como a los defensores del Sí.
Fueron en total más de 60 reuniones, de las que quiero subrayar su espíritu constructivo y respetuoso. Más significativo aún, fue la necesidad, compartida por todos, de avanzar muy pronto, muy rápido, en la definición de un nuevo acuerdo que permita alcanzar una paz estable y duradera, más amplia y más profunda.
En esta última semana el trabajo fue aún más intenso. Durante largas jornadas diarias–en algunos casos de más de 10 horas—se trabajó punto por punto para revisar las propuestas, precisarlas y acercar visiones y opciones de modificaciones, ajustes y precisiones a puntos críticos del acuerdo.
Una vez más quiero reconocer la dedicación y el espíritu constructivo de todos los que participaron en estas largas sesiones de trabajo.
En este ejercicio se lograron avances muy importantes, significativos sobre la reforma rural integral para fortalecer y reiterar el respeto a la propiedad privada y las garantías para todos.
Así mismo, se avanzó en el perfeccionamiento de la Jurisdicción Especial para las Paz, con el fin de hacer ajustes en la dirección propuesta en las diversas reuniones, y en especial teniendo en cuenta las opiniones de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado.
Resultado de esta detallada y juiciosa tarea de revisión y trabajo conjunto, se logró consolidar las más de 500 propuestas en 57 ejes temáticos.
Este arduo trabajo, recopilado en un Documento de Propuestas y Opciones, permitirá que la discusión con las FARC sea más productiva y organizada, permitiendo avanzar de manera más ágil en el proceso de revisión y ajuste del Acuerdo.
Muchos de los temas son menos complejos de resolver. Otros, más difíciles. Todos serán objeto de discusión detallada con las FARC.
El equipo negociador del Gobierno Nacional ha mantenido una línea de comunicación permanente con la delegación de las FARC, y se ha avanzado ya en el trabajo de revisión de los puntos de ajuste y de las precisiones sugeridas.
Es necesario ahora concentrar todos los esfuerzos en los puntos más complejos para lograr un nuevo acuerdo con las FARC en el menor tiempo posible.
Por esa razón, le pedí al Alto Comisionado para la Paz que viajara desde ayer mismo a La Habana, junto con el doctor Yesid Reyes y el senador Roy Barreras, y así avanzar con dedicación absoluta hacia ese objetivo.
Le he pedido al doctor Humberto de la Calle que viaje hoy mismo, después de esta reunión va a viajar a La Habana, y mañana viajará el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, para acelerar el ritmo de trabajo.
Para abordar los 57 temas de manera rápida y eficaz, con atención y cuidado, he dado instrucciones para que el equipo negociador del Gobierno trabaje en lo que hemos denominado modo cónclave, en grupos temáticos simultáneos, sin levantarse de la mesa hasta alcanzar un acuerdo.
Durante el tiempo que dure este proceso, mantendremos abiertos los canales de comunicación con los diferentes sectores que participaron en el diálogo nacional.
Estoy convencido de que lograremos llegar a un mejor acuerdo, que recoja las aspiraciones de la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Colombianos,
Hemos recorrido ya buena parte del camino para llegar a la paz que queremos todos.
Hoy ya podemos sentir los beneficios del fin del conflicto gracias al cese al fuego y de hostilidades bilateral.
No podemos como país, yo no voy a permitir como Presidente de todos los colombianos, dar marcha atrás.
El país entero reclama, exige, que avancemos hacia esta esperada meta y no aflojemos el paso. Por el contrario, llegó el momento de redoblar esfuerzos y hacer realidad la paz.
Una paz más amplia y profunda, que nos traiga unión y reconciliación, que garantice que no haya más víctimas.
Una paz que les de nuevas oportunidades de progreso, tranquilidad y bienestar a los campesinos y a todos los que más han sufrido este largo y doloroso conflicto.
Una paz que nos permita como nación, desplegar todos nuestros talentos, que traiga más inversión y más empleo en todos los rincones del país.
El jueves, en Irlanda del Norte, pude ver de la mano de sus habitantes y dirigentes los grandes beneficios que trae la paz.
Hoy, en menos de 20 años, la realidad económica y social de ese país se transformó por completo gracias a la paz. Se abrieron las oportunidades, llegó la inversión, el empleo creció. Pero sin duda alguna, vimos cómo unas comunidades separadas por un conflicto que parecía imposible de resolver, ahora están reconciliadas y trabajan juntas por el bienestar de todos.
Ese es el futuro que queremos para Colombia. Una nación unida y en paz, llena de esperanza por el presente y por el mañana.