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Las Farc le están haciendo «conejo» al país: Más de 6.800 guerrilleros no se van a desmovilizar

–Según el exviceministro de Defensa Rafael Guarín, las Farc le están haciendo «conejo» al país, pues más de 6 mil 800 integrantes del grupo guerrillero no se van a desmovilizar ni van a dejar las armas.

En total, afirma, el aparato con capacidad de acción violenta de las Farc está conformado al menos por 13.739 personas, de los cuales solo 6 mil 929 se encuentran en las zonas veredales de normalización, tal como lo han afirmado el presidente Juan Manuel Santos y alias Timochenko.

Otros 7 mil 629 forman parte de las llamadas «milicias bolivarianas», esto es, lo que el gobierno denomina Redes de Apoyo al Terrorismo, RAT.

«Luego, es elemental: 13.739 menos 6 mil 929, arroja un resultado de 6 mil 810 miembros de ese aparato cuyo paradero no se conoce», afirmpo el exviceministro Rafael Guarín en declaraciones a la web «Los irreverentes».

¿Dónde están? ¿Por qué el gobierno lo oculta? ¿Por qué el ministerio de Defensa no dice nada ante tamaño problema?, preguntó Guarín.

«Sí. Es la verdad. La mitad de las Farc no se van a desmovilizar o lo que el acuerdo de La Habana denomina “reincorporar”, puntualizó el exviceministro de Defensa.

Y agregó: » Según ese acuerdo las zonas veredales de normalización pretenden ser el espacio territorial donde la totalidad de los miembros de las Farc se ubican para proceder a la dejación de las armas, esto es, a su desarme y al inicio de la reinserción a la vida civil. ¿Por qué afirmo que la mitad de las Farc no están concentradas en esas zonas? Porque los informes semestrales de conteo del enemigo que hacen los organismos de inteligencia de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional señalan que el número de integrantes de esa organización es el doble de individuos que están hoy en esas zonas».

Guarín estableció que obviamente no es lo mismo un guerrillero y un miliciano, » pero, agregó, eso no quiere decir que el miliciano sea menos letal o peligroso que el guerrillero encuadrillado».

También afirmo: «Cualquiera que conozca la forma en que han operado las Farc durante la última década sabe la importancia estratégica que han tenido las milicias. Los golpes más eficaces dados a la fuerza pública en los últimos años han sido efectuados en gran número por milicias. ¿La razón? La necesidad de neutralizar la asimetría militar que jugaba en contra de las Farc. La eficiencia de los milicianos está comprobada: controlaban territorios a pesar que contarán con la presencia de la fuerza pública. Los milicianos son además más difíciles de combatir, requieren inteligencia y judicialización efectiva, además el uso de la fuerza en el marco del DIH en zonas de combate resulta problemático, más en un escenario de guerra jurídica como el que han enfrentado las Fuerzas Militares. Además, el empleo de milicias permitía proteger las estructuras encuadrilladas y su uso es más apropiado para actos terroristas. Así que las RAT no son simples campesinos desocupados, son verdaderos aparatos de muerte.

Igualmente Guarin advirtió que todo indica que las Farc van a dejar estructuras violentas, probablemente armadas o al menos parcialmente armadas, en territorios donde tienen influencia y que coinciden con cultivos de coca, presencia de laboratorios de procesamiento de alcaloides y corredores de narcotráfico, dónde también hay minería criminal.

» Recuerde que el propio Timochenko advirtió que no va a haber desmovilización», complementó.

«Si la mitad de los hombres de FARC no se van a desmovilizar, entonces ¿cómo puedo garantizar que esos grupos se van a desarmar? No hay manera. ¡De ahí el problema! ¡Ese es el conejazo!

Finalmente «Los irreverentes» le preguntaron a Guarín:

«Es posible que unidades armadas clandestinas permanezcan en los territorios y que hagan parte de la base del partido político de las Farc?

Su respuesta fue la siguiente:

«Usted lo ha dicho. Si esto no se evita tendremos una renovada y perfeccionada modalidad de combinación de todas las formas de lucha. A eso no se le puede llamar paz. El congreso y la opinión pública no deben pasar esto por alto. Si en nombre de la paz nos tragamos ese sapo, no habrá ni desmovilización, ni desarme, ni paz».

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