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Científicos siguen el curso al gigantesco Iceberg desprendido de la Antártida; prevén que terminará cerca a Las Malvinas

BBC Mundo
–¿Qué pasará con el gigantesco Iceberg de cerca de 6 mil kilómetros cuadradados y un peso de un billón de toneladas que se desprendió este miércoles de la Antártida», es la pregunta que se hacen los científicos y las agencias satelitales de EE.UU. y Europa, que le siguen la pista.

Por lo pronto, el voluminoso témpano, que es 4 veces más grande que Ciudad de México–con más de 20 millone de habitantes– y por lo menos seis veces más extenso que Bogotá la capital colombiana –con cerca de 8 millones de pobladores–, comenzó a viajar a la deriva por el mar y según los científicos, se cree que podría terminar en el sur del continente americano, en los alrededores de la isla Georgia del sur, cerca a la Patagonia y no muy lejos de las Islas Malvinas, ubicadas al frente de Argentina, donde, precisamente culminó su viaje el anterior gigante iceberg, el A-38, en 2004.

Sin embargo, no llegará completo, esto es, en su actual estado. Los científicos advierten que a medida que se desplace, el iceberg se irá rompiendo en fragmentos más pequeños que pueden continuar su viaje en diferentes direcciones, según las fuerzas que actúen sobre ellos, reseña BBC Mundo.

Cuando abandone las inmediaciones del continente antártico, es crucial seguirle la pista, ya que es allí donde puede convertirse en un peligro para los navegantes.

«El movimiento de los icebergs está controlado mayormente por los vientos de la atmósfera y las corrientes oceánicas que empujan al bloque de hielo que está por debajo de la superficie del agua», explicó a BBC Mundo Anna Hogg, experta en observaciones satelitales de la Universidad de Leeds, en Reino Unido.

Pero también, está determinado por la simetría de lecho marino: «Los rasgos topográficos importantes, como por ejemplo las pequeñas montañas en el fondo del mar, pueden ser lo suficientemente altas como para hacer que el témpano permanezca en el mismo sitio por un tiempo», dijo Hogg.

Si nada lo detiene, o si eventualmente se mueve de su posición original, comenzará a viajar alrededor del continente antártico, impulsado por la corriente costera que gira en sentido contrario a las agujas del reloj y está presente durante todo el año.

Una vez que llegue a la punta de la Península Antártica, «continuará viajando hacia el norte, en dirección al Pasaje de Drake, donde se irá disipando», explica la experta.

Este proceso demora meses, años.

«Semejante volumen de hielo, tomará un buen tiempo en derretirse, sin importar si está en aguas frías o más cálidas», señaló Hogg.

Según lo reseña el diario británico, uno de los lugares donde también suelen acabar los glaciares grandes es en la plataforma de hielo superficial que rodea la isla de Georgia del Sur, unos 1.390 kilómetros al este-sureste de las islas Malvinas/Falklands, a donde, por ejemplo, llegó el iceberg A-38 en 2004.

Al desarmarse allí, los icebergs vuelcan miles de millones de toneladas de agua dulce en el ambiente marino local.

Según investigadores británicos, estos gigantes de hielo tienen un impacto dramático y pueden alterar incluso los ciclos alimentarios de los animales que habitan la isla.

«El agua dulce tiene un efecto mensurable en la estructura de la columna de agua», explicó a la BBC Mark Brandon, oceanógrafo de la Universidad Abierta, en Reino Unido.

«Cambia las corrientes en la plataforma porque cambia la densidad del agua de mar. Y también baja la temperatura del agua», añadió.

El polvo y los fragmentos de roca que el iceberg trae de Antártica actúan a modo de nutrientes cuando se derriten en el océano e incrementan la productividad de las algas y las diatomeas en la base de la cadena alimentaria.

Pero en Georgia del Sur, estos glaciares pueden tener un impacto negativo al actuar como barrera contra el influjo de kril, una fuente de alimentos vital para muchos animales de la isla, incluidos pingüinos, focas y aves.

Para la navegación, mientras se mantiene como una sola pieza, o varias pero grandes, es menos peligroso, ya que puede verse a la distancia. Cuando se desmembra la situación empeora, porque desde la superficie es difícil estimar cuánto hielo hay sumergido bajo el agua.

Reproducimos nuevamente el video que publicó The Guardian sobre el fenómeno: