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Papa Francisco: Ni apelación ni perdón para los sacerdotes pedófilos

–«El abuso de un menor, si hay pruebas, es suficiente para denegar una apelación. Si hay pruebas, la sentencia es definitiva», afirmó el Papa Francisco. Y, agregó, «si hay una petición de perdón dirigida al Papa, yo en el caso de esos crímenes no firmaré nada».

Los pronunciamientos los hizo el pontífice en una improvisación al apartarse del discurso escrito que pronunció ante los miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, a quienes recibió en Audiencia este jueves en el Vaticano.

«En un solo caso escuché los argumentos de un obispo, el de Cremona (cerca de Milán) que quería retirar de todos sus cargos a un sacerdote culpable, pero no su estatuto clerical. Ante las dos posibilidades escogí la más benévola. Pero dos años después volvió a hacerlo. Es la única vez en la que me he equivocado, y aprendí la lección», recordó el Papa.

Francisco reconoció que «los medios para resolver el problema llegan también tarde. Es una realidad, el viejo método de desplazar de una diócesis a otra (a los curas pedófilos) ha endormecido las conciencias», precisó.

En su discurso el Papa advirtió que “la Iglesia está llamada a ser un lugar de piedad y compasión, especialmente para los que han sufrido. Para todos nosotros, la Iglesia Católica sigue siendo un hospital de campo que nos acompaña en nuestro itinerario espiritual”.

«Hoy, señaló el Pontífice, deseo compartir con ustedes el profundo dolor que siento en el alma por la situación de los niños abusados.

“El escándalo del abuso sexual – agregó – es verdaderamente una ruina terrible para toda la humanidad, y que afecta a tantos niños, jóvenes y adultos vulnerables en todos los países y en todas las sociedades. Sentimos vergüenza por los abusos cometidos por ministros sagrados, que deberían ser los más dignos de confianza. Pero también, dijo, hemos experimentado un llamado, que viene directamente de nuestro Señor Jesucristo: acoger la misión del Evangelio para la protección de todos los menores y adultos vulnerables.

En este sentido, afirmó el Papa, “permítanme decir con toda claridad que el abuso sexual es un pecado horrible completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan”. Por ello, los animo a seguir alimentando su compromiso personal de hacer todo lo posible para combatir este mal y eliminar esta ruina de entre nosotros.

“Hoy – subrayó- la Iglesia, en todos los niveles, responderá con la aplicación de las más firmes medidas a todos aquellos que han traicionado su llamado y han abusado de los hijos de Dios”.

Las medidas disciplinarias que las Iglesias particulares han adoptado es responsabilidad primordial de los Obispos, sacerdotes y religiosos, de aquellos que han recibido del Señor la vocación de ofrecer sus vidas al servicio, incluyendo la protección vigilante de todos los niños, jóvenes y adultos vulnerables. “Por esta razón – afirmó el Papa – la Iglesia irrevocablemente y a todos los niveles pretende aplicar contra el abuso sexual de menores el principio de tolerancia cero”.

El Santo Padre saludó y agradeció a los miembros de la Comisión Pontificia y les manifestó su aprecio por las reflexiones presentadas.

Durante los últimos tres años, señaló el Papa Francisco, la Comisión ha enfatizado continuamente los principios más importantes que guían los esfuerzos de la Iglesia para proteger a todos los menores y adultos vulnerables.

“Me llenó de alegría – dijo el Pontífice – saber que muchas Iglesias particulares han adoptado vuestra recomendación para una Jornada de Oración, y para un diálogo con las víctimas y supervivientes de abusos, así como con los representantes de las organizaciones de víctimas”. También es alentador saber cuántas Conferencias Episcopales y Conferencias de Superiores Mayores han buscado vuestro consejo con relación a las Directrices para la protección de menores y adultos vulnerables en todo el mundo.

Finalmente, el Papa Francisco alentó a seguir llevando adelante las diferentes oportunidades de aprendizaje, educación y formación que realiza la Comisión.

En este sentido dijo el Papa, “la Iglesia está llamada a ser un lugar de piedad y compasión, especialmente para los que han sufrido. Para todos nosotros, la Iglesia Católica sigue siendo un hospital de campo que nos acompaña en nuestro itinerario espiritual”. Es el lugar donde podemos sentarnos con otros, escucharlos y compartir con ellos nuestras luchas y nuestra fe en la buena nueva de Jesucristo. Por ello, señaló el Pontífice, confío plenamente en que la Comisión seguirá siendo un lugar donde podamos escuchar con interés las voces de las víctimas y de los supervivientes. Porque tenemos mucho que aprender de ellos y de sus historias personales de coraje y perseverancia».