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Diez ejemplos que marcan la presencia del patriarcado en el lenguaje

Foto: Radio Santa Fe CM

A partir de la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, lingüistas internacionales de la app de idiomas Babbel analizaron el patriarcado enraizado en seis idiomas, con el objetivo de generar conciencia lingüística.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el próximo 25 de noviembre, los expertos de la aplicación de idiomas Babbel, que cuenta con más de 150 lingüistas de 15 países, mostraron cómo las desigualdades de género se expresan en el lenguaje cotidiano. A continuación pueden encontrarse 10 términos que refuerzan los prejuicios de una sociedad patriarcal:

Histérica (en español, pero la palabra también existe en otros idiomas)

En la Grecia antigua, Hipócrates, conocido como uno de los padres de la medicina, tenía una teoría: el útero, cuando está «frustrado», vaga por el cuerpo. El órgano errante era el culpable de síntomas como irritación, palpitaciones y ansiedad. La condición fue llamada «histeria», del griego Hystéra, que significa vientre. Hoy, ser mujer y atreverse a desobedecer el patrón social todavía es motivo de ser llamada «histérica», «loca» – insultos raramente usados para los hombres.

Lady («dama» en inglés).

En Three Guineas, la gran escritora británica Virginia Woolf defiende la educación y la emancipación económica de las mujeres. En el libro, ella observa que, como otras hijas de hombres cultos, Sophia Jex-Blake era lo que se llamaba una lady (dama). En aquella época, las damas (mujeres finas y de familia rica) no trabajaban. Aún hoy, llamar a alguien lady refuerza la idea de que una mujer de «buena familia» debe ser una «ama de casa».

Patrona (español)
En la Argentina, “patrón” es sinónimo de empleador en masculino. El mismo término en femenino (“patrona”) tiene un significado relacionado a la mujer que decide cuestiones del hogar o la familia.

Gars/ Garce («mozo» / «mujer promiscua» en francés)
En francés, gars significa «mozo». La versión femenina, garce, es usada para referirse a una mujer promiscua.

Bruja (español, pero también existe en otros idiomas)
Desde los tiempos de Juana de Arco, las mujeres que no cumplían con los roles sociales esperados de ellas eran consideradas brujas. Hoy, el término continúa teniendo una connotación machista. La palabra generalmente se utiliza para referirse a las mujeres fuera del patrón estético y que no tratan de agradar. Los blancos de este adjetivo-sustantivo a menudo son mujeres más viejas, como si el envejecimiento femenino fuese especialmente maléfico.

Scapolo/ Zitella («hombre soltero» / «solterona» en italiano)
Scapolo significa hombre soltero y su connotación es neutra: sólo un adulto no casado. La versión femenina, Zitella, debe significar lo mismo, pero su connotación es negativa – corresponde a «solterona» en español.

Zorro / zorra (español)
Además de significar el animal, zorro también se utiliza para definir a una persona como «astuta.» Y la versión femenina, zorra, significa «prostituta».

Schlampe / Schlamper («puta» / «desorganizado» en alemán)
La palabra femenina Schlampe significa «prostituta». La versión masculina, Schlamper, se refiere a alguien que es desorganizado. Lengua materna (español, pero también existe en otros idiomas) Aún hoy, las madres acaban siendo las principales responsables del desarrollo lingüístico de los niños. En la mayoría de los países, todavía son ellas las que se quedan en casa cuidando – y comunicándose – con los bebés.

Mulher de malandro (“mujer del maleante/ “abusador” en portugués)

La expresión normaliza la violencia doméstica al subestimar un asunto serio. El uso del término se refiere a la mujer que es abusada pero que no se atreve a abandonar a su pareja. Llamar a una mujer mulher de malandro es poner la responsabilidad en la víctima por la violencia sufrida, absolviendo al agresor. Es como ignorar los motivos que la hacen quedarse en una relación abusiva: falta de condiciones económicas para criar a los niños sola, falta de apoyo de las personas a su alrededor, miedo a ser asesinada por el marido, etc. Las mujeres atrapadas en una relación abusiva raras veces consiguen liberarse porque el abusador las humilla y las rebaja hasta aniquilar la fuerza y la autoestima necesarias para que consigan salir de la relación.