El presidente Donald Trump firmó el miércoles un decreto que ordena la suspensión temporal de la inmigración a Estados Unidos durante la pandemia de coronavirus.
“Esto asegura que los trabajadores estadounidenses desempleados sean los primeros en recuperar su trabajo cuando la economía reabra”, sostuvo Trump en una rueda de prensa tras promulgar el decreto.
El gobierno de Estados Unidos ya ha implementado restricciones a la inmigración durante la pandemia. El pasado 18 de marzo comenzó a negar la entrada al país a los solicitantes de asilo en base a una norma que permite prohibir la entrada de personas “de países o lugares” pertinentes cuando el director de Salud Pública de EE.UU. determine que hay “peligro grave” de que se “introduzca” en el país una “enfermedad contagiosa”.
El impacto de la pandemia en la actividad económica del país, en tanto, es tangible y supera las expectativas de los analistas más pesimistas. El pasado 16 de abril el departamento de Trabajo reveló que 5,2 millones de personas solicitaron beneficios de desempleo la semana anterior, lo que eleva el total de nuevas solicitudes a 22 millones en cuatro semanas.
Es más del 13% de una fuerza de trabajo de 159 millones de personas, un incremento sin precedentes en un período tan corto. Si antes de la crisis la desocupación rondaba el 3,5%, es fácil prever que a fin de mes podría alcanzar e incluso superar el 20%, un número que no se veía desde la Gran Depresión de los años 30.
Los pronósticos de la actividad económica proyectan caídas igualmente abruptas. Goldman Sachs estimó una disminución secuencial del PIB real del 34% para el segundo trimestre sobre una base anualizada y una caída del 9% para el primero, según su econoista jefe Jan Hatzius.
Las cifras de desempleo muestran un colapso aún mayor en la producción y el mercado laboral de lo que Goldman esperaba anteriormente, que Hatzius escribió “aumenta el espectro de efectos de segunda ronda más adversos sobre los ingresos y el gasto un poco más adelante”.
El impacto económico de la pandemia ha generado enfoques contrastantes respecto de como abordar las medidas de confinamiento social -su causa excluyente- durante las próximas semanas. Mientras que un grupo de gobernadores han comenzado a flexibilizar sus restricciones o anunciado su intención de hacerlo, otros enfatizan la necesidad de continuar con ellas para no poner en peligro el progreso logrado.
Trump ha alentado a los primeros, llamando el viernes a “liberar” algunos estados dirigidos por gobernadores demócratas, y señalando el sábado que “algunos gobernadores habían ido demasiado lejos”.