Opinión

NIÑOS, TIERRA, IDIOMA Y TRABAJO

Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (288)

Hay diferencias grandes entre PANDEMIA, PAN DE MIA y PAN DE MI.
GRACIAS VIDA
Gracias vida por habernos dado la oportunidad de convivir realmente con nuestra familia, de conocer los muchos valores que tenemos y que permanecían ocultos, de fortalecer nuestro entendimiento y gracias por darnos vida para conocer el nuevo mundo que tendremos cuando le hayamos ganado la batalla al coronavirus y nos aprestemos para ganarle la batalla a la inequidad,

la desigualdad negativa, la injusticia que tienen a casi la mitad del mundo en condiciones de pobreza, de hambre, de malnutrición y carencias de las condiciones mínimas de dignidad humana.

ABRIL MES DE LOS NIÑOS
Termina abril, mes de los niños y se desaprovecharon espacios para repensar en cómo garantizar sus derechos y de mejorar sus condiciones. Muchos niños y niñas en hogares con carencias de todo orden se han visto desmejorados en sus condiciones de vida. Y seguramente habrá niños engendrados que están condenados a vivir con limitaciones de todo orden.
Durante esta semana se han unido varias celebraciones que tienen relación directa con la infancia y la adolescencia. El día de la tierra, el del idioma, la fiesta del trabajo y el mes de los niños.
Ensayemos a pensar en el rol que les corresponde a los niños y niñas en estos festejos que tuvieron poca referencia en este mundo virtual.
LA TIERRA
La Constitución ordena que los niños tienen derecho a un ambiente sano, a una alimentación equilibrada.
El 21 de abril de 2020, en un periódico de Bogotá a la pregunta ¿A qué nos enfrentamos? se lee la siguiente respuesta: “Según la Evaluación Global de Biodiversidad, ya hemos alterado el 75% de la superficie terrestre y el 66% de los océanos. Hoy, un millón de todas las especies conocidas podría desaparecer.”
El quedarnos en casa durante mes y medio, el parar el transporte, las industrias y los contaminantes, ha generado que los ríos, los océanos, los bosques se regeneren y vuelva la fauna. La lección es maravillosa y los Gobiernos deben tenerla en cuenta para que a partir del día después no salgamos como locos a depredar lo poco que hemos recuperado. Ese entorno limpio es el que debemos dejar a nuestros hijos y nietos y a las generaciones venideras.
EL IDIOMA
El día del idioma, el día de la lengua castellana pasó sin pena ni gloria. Ya perdimos el privilegio de ser los mejores hablantes del idioma castellano. La grosería de los nuevos géneros musicales, la comunicación entre parches, las apócopes que ha impuesto la escritura en las redes y la imposición de lenguas extranjeras en los colegios que se presumen de ser bilingües y en éstos el olvido de enseñar cultura, historia, geografía, música colombianas ha tenido como efecto que el idioma castellano ya no sea parte de nuestra patria Colombia. Además en esos colegios el CASTELLANO aparece como segunda lengua. Dan ganar de llorar.
A esto sumemos que los libros físicos, los cuadernos, la lectura de los clásicos y de autores reconocidos han pasado a estado de coma. Se leen resúmenes, artículos sin revisión de control de estilo y todo en las pantallas de las nuevas pizarras y como no es necesario recordar nada porque todo se puede memorar con un clic, el idioma ha pasado a estadios inferiores.
EL TRABAJO
La Constitución dispone que el trabajo es un derecho y un deber.
La Constitución quiere personas que respeten el derecho al trabajo, empleadores que paguen salarios justos y trabajadores que se empeñen en obtener los mejores resultados y por estas razones consagra el trabajo como un derecho y una obligación como si enviara el mensaje social que ordena: “El que no trabaja, que no coma.” El trabajo en general ha sido golpeado por la pandemia. Miles de trabajos están en suspenso y los trabajadores sin ingresos. La obligación del gobierno y de los privilegiados es destinar recursos para salvar a las personas que ruegan por sobrevivir.
Aun cuando la intención es buena, el inculcar un NO ABSOLUTO al trabajo de los infantes, trae consecuencias negativas y hasta se invita a ignorar la Constitución y la ley. Lo más grave es que se inculca en infantes y adolescentes una actitud mental negativa.
La Constitución ordena que uno de los fines de la educación es formar y preparar personas para realizar trabajos dignos y la ley de familia impone a los padres la obligación de enseñar a sus hijos alguna profesión u oficio y autoriza, con restricciones, el trabajo para personas a partir de los quince años de edad. Además, el trabajo es un deber a partir de los dieciocho años. Bajo estas premisas, cabe preguntar: ¿A partir de qué edad se le debe enseñar a las personas a trabajar? ¿Y acaso el trabajo no se aprende trabajando y practicando hasta dominar el oficio?
RECUPERAR VALORES
Durante este receso en el que permanecemos en casa, bien podemos recuperar las virtudes del saludo decente, de la gratitud y la comunicación amable. El decir hola, quihubo, o peor el usar apodos es de muy mala educación, el olvidar dar las gracias de manera cordial hace que las personas pierdan el sentido de la solidaridad y la comunicación vulgar, agresiva genera toda clase de violencia.
Tenemos tiempo suficiente para recuperar estos valores.

Bogotá, del 27 de abril al 4 de mayo de 2020

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