Covid-19

Más casos de Covid-19 en niños y jóvenes por la variante británica

Foto ilustrativa CEINFES

–El coronavirus se está propagando con especial rapidez entre niños y adolescentes debido a la variante británica B.1.1.7. Según el Instituto Robert Koch (RKI), la incidencia entre los más jóvenes se ha duplicado en un corto período de tiempo. Cada vez más niños y adolescentes sufren cursos severos, que tienen que ser tratados en unidades de cuidados intensivos.

Incluso cuando los menores han superado el COVID-19, es posible que se presenten enfermedades tardías o consecuencias a largo plazo.

Desde la primavera pasada, los casos repentinos de una enfermedad multiorgánica, el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS), han aumentado en todo el mundo, sobre todo después de un COVID-19 asintomático.

Si bien el síndrome es raro -solo aparece en 1 de cada 1.000 niños entre cuatro y seis semanas después del contagio-, las consecuencias pueden ser graves. Los niños desarrollan fiebre alta, están agotados, tienen problemas cardíacos, dolor en los intestinos, vomitan o tienen diarrea y desarrollan erupciones cutáneas.

Los síntomas respiratorios típicos del COVID-19 se registraron en menos del 30% de los pacientes pequeños, pero sí hubo casos de tensión arterial muy baja (más del 50 % ) y shock circulatorio (37 %). El 58%, de los ingresados en los hospitales, tuvo que ser tratado en una unidad de cuidados intensivos.

El coronavirus se está propagando con especial rapidez entre niños y adolescentes debido a la variante británica B.1.1.7. Según el Instituto Robert Koch (RKI), la incidencia entre los más jóvenes se ha duplicado en un corto período de tiempo. Cada vez más niños y adolescentes sufren cursos severos, que tienen que ser tratados en unidades de cuidados intensivos.

Incluso cuando los menores han superado el COVID-19, es posible que se presenten enfermedades tardías o consecuencias a largo plazo.

Desde la primavera pasada, los casos repentinos de una enfermedad multiorgánica, el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS), han aumentado en todo el mundo, sobre todo después de un COVID-19 asintomático.

Síntomas repentinos
Si bien el síndrome es raro -solo aparece en 1 de cada 1.000 niños entre cuatro y seis semanas después del contagio-, las consecuencias pueden ser graves. Los niños desarrollan fiebre alta, están agotados, tienen problemas cardíacos, dolor en los intestinos, vomitan o tienen diarrea y desarrollan erupciones cutáneas.

Los síntomas respiratorios típicos del COVID-19 se registraron en menos del 30% de los pacientes pequeños, pero sí hubo casos de tensión arterial muy baja (más del 50 % ) y shock circulatorio (37 %). El 58%, de los ingresados en los hopitales, tuvo que ser tratado en una unidad de cuidados intensivos.

Normalmente, este suele desaparecer después de una semana. La terapia se enfoca en frenar la respuesta excesiva del sistema inmunológico. Por eso, se suele administrar cortisona, inmunoglobulina intravenosa y pastillas de ácido acetilsalicílico para prevenir daños coronarios.

Para los más jóvenes de la sociedad, sin embargo, todavía no hay vacuna e incluso si la hubiera, según la jerarquía de vacunación que se aplica en Alemania, por ejemplo, su turno solo llegaría en muchos meses.

Si todo va bien, una vacuna para los niños más pequeños podría estar disponible a principios de 2022, según BioNTech. Moderna quiere presentar los primeros resultados este verano. (Informe DW).