Internacional

Muerte de siete migrantes venezolanos y uno colombiano en atropello en Texas siembra el “miedo” entre los migrantes

–Las calles del centro de El Paso, en el estado de Texas, son testigo de la llegada de cientos de migrantes que acampan a la espera de trasladarse a otras ciudades de Estados Unidos. A la incertidumbre de no saber qué les espera en el país, ahora se agrega el miedo a ser víctimas de actos discriminatorios o violentos.

La embestida de un auto ocurrida en Brownsville el domingo, en una parada de autobús donde murieron 8 migrantes, siete venezolanos y uno colombiano, y otras diez personas resultaron heridas, fue definido como un acto premeditado contra los migrantes.


Este suceso se une a otros casos recientes de violencia xenófoba, como el ejecutado por dos hermanos residentes en Texas que dispararon a un grupo de migrantes que buscaban agua cerca de la frontera y el más tragico, el tiroteo masivo en un centro comercial de El Paso, que dejó al menos 22 muertos, entre ellos varios ciudadanos mexicanos, en agosto de 2019.

Para los cientos de migrantes agrupados en el campamento improvisado en las afueras del Sagrado Corazón, en El Paso, es una situación difícil. La gran mayoría arriesgan sus vidas y su seguridad en el peligroso trayecto, todo para alcanzar un sueño de prosperidad al que sienten que también tienen derecho.

Muchos piensan que no se les toma en cuenta, ni se los ve como seres humanos que buscan con desesperación una salida a la difícil situación en sus países de origen. Muchos, como José, vienen huyendo de la violencia en su natal El Salvador.

Según ellos, el suceso en esa ciudad fronteriza es una muestra más del sentimiento antiinmigrante que los espera en EEUU. «Nos preocupa lo que está pasando. ¿A quién no?», aseguró a la Voz de América, el venezolano Javier Alejandro Mendoza.

«De pronto nos puede pasar lo que pasó con ellos. Uno no sabe. Se espera cualquier cosa», agregó el joven que, según contó, lleva tres días durmiendo en la calle tras pasar cerca de dos meses y medio en el trayecto desde su natal Venezuela.

«No nos quieren en ninguna parte, yo siento que somos perseguidos en distintos lugares, nos ven como un demonio, no sé», advierte frustrado en conversación con la VOA desde un rincón en el piso.

La actual crisis migratoria en el país, que ha visto desbordadas sus fronteras en los últimos dos años, es también uno de los temas más polémicos en la actualidad, que enfrenta a políticos y ciudadanos a favor y en contra de medidas más duras para evitar el aumento de la inmigración.

A todo esto se suma la inusual ocurrencia de hechos de violencia con armas y tiroteos masivos en EEUU, que han llevado al presidente Joe Biden a renovar este domingo su llamado al Congreso para que apruebe proyectos de ley de control de armas.

La xenofobia es algo que también preocupa a la administración Biden, quien ha insistido en varias ocasiones que «EEUU es un país de inmigrantes». El gobierno ha impulsado varias medidas para impulsar la migración regular al tiempo que trata de dar una solución a la crisis en la frontera sur.

«La gente viene a Estados Unidos por muchas razones. Para buscar nuevas oportunidades en la economía más fuerte que existe en el mundo. No se les puede culpar que querer hacerlo» dijo el mandatario en enero, cuyos ancestros emigraron desde Irlanda.

En septiembre de 2021, medios entrevistaron a miembros de raíces hispanas en el gabinete de Biden, entre ellos el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.

Mayorkas, de origen cubano, dijo en ese momento que un punto positivo de la administración es que ha trabajado para imponer su visión en materia de inmigración, así como para «borrar» la xenofobia, el sentimiento y las acciones contra los inmigrantes que se impusieron en el gobierno anterior, en alusión a la gestión del expresidente Donald Trump (2017-2021).

Sin embargo, la preocupación por la seguridad está muy presente entre migrantes como Analís, que prefirió ser identificada con un alias. La joven venezolana reconoció a la VOA que le dio mucho temor saber que las víctimas de Brownsville «estaban sentadas en la acera, como nosotros». En las afueras del Sagrado Corazón los migrantes se acomodan como pueden, muy cerca de la calle.

Agregó que su familia en Venezuela se comunicó con ella angustiada por su situación en EEUU.

Para muchos de los migrantes entrevistados, estos sucesos demuestran un aumento del sentimiento antiinmigrante.

«Sí, tengo miedo, porque lamentablemente uno viene para acá a tratar de salir adelante y ver esas cosas así es doloroso. Todos venimos por un mejor futuro, para apoyar a este país y entonces ve uno esa cosas, esos accidentes, y se le pone a uno el alma como de a nada. Es triste, no han sido uno, sino varios incidentes», indicó a la VOA el venezolano Leonardo Fereira.

Después de cientos de kilómetros, sin apenas posesiones, cansados y con ropas raídas, los migrantes entienden que pueden generar desconfianza, pero solo quieren hacer entender a quienes viven en EEUU que quienes hacen mal no son la gran mayoría.

«No vengo a quedarme definitivamente, porque si mi país llega a recuperarse, yo me devuelvo, o sea, porque ese es nuestro país, pero hoy lamentablemente Venezuela está invivible, y aquí vinimos a ver si podemos sacar a nuestros hijos adelante, porque allá se hace muy difícil», lamentó Fereira.

Muchos, como el salvadoreño José, quisieran que «existiera algún programa que proteja a los inmigrantes, donde la gente pueda ir a quejarse, de maltrato en los trabajos, de abusos salariales, y que EEUU, Canadá y otros países puedan abrirle la gente a la puerta que necesitan salir de sus países».

Sin embargo, todos no han tenido la misma experiencia. El colombiano Carlos Mario asegura a la VOA que en «México tratan peor» y que la experiencia en Texas hasta ahora ha sido buena.

«En EEUU hasta ahora nos han tratado bien, la gente es muy buena gente, mucha acogida con el migrante, más adelante no sabemos que es lo que pasará», reconoció. (Infomación Voz de América).