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Así fue el escándalo de «chuzadas» ilegales que sacó del Gobierno a Laura Sarabia y Armando Benedetti

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este viernes la salida del gobierno de Laura Sarabia, su mano derecha, y el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, muy cercanos al mandatario y salpicados por un escándalo de escuchas ilegales, conspiración y chantaje.

El nuevo revés es particularmente espinoso para la izquierda en el poder, autodenominada «gobierno del cambio», pero señalada de maltratar a una niñera y acudir a viejas prácticas políticas.

«Mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada, y el embajador de Venezuela se retiran del gobierno para que desde el poder que implican esos cargos no se pueda tener ni siquiera la desconfianza de que se van a alterar los procesos de investigación», declaró Petro en una ceremonia de ascenso de oficiales del Ejército.

Tras el robo de un maletín con miles de dólares de la casa de Sarabia, su niñera terminó interrogada con polígrafo en la sede presidencial y luego interceptaron sus conversaciones telefónicas haciendo uso de un informe falso de policía que la vinculaba con narcotraficantes, según la fiscalía.

Al escándalo se sumó Benedetti, un poderoso político que apoyó en campaña a Petro, le presentó al mandatario a Laura Sarabia, y quien hasta hoy era embajador en Venezuela. Él y la exjefa de gabinete compartían la misma niñera y se acusan el uno al otro de conspiración en una intrincada historia que deja más preguntas que respuestas.

«Este gobierno no ha ordenado una sola interceptación ni a ilustres funcionarios ni a personas humildes», aseguró Petro.

En Twitter, Sarabia se dijo «presta a rendir todas las explicaciones necesarias para el esclarecimiento de los hechos». Benedetti oficializó su «renuncia» en un boletín y agradeció haber hecho parte del restablecimiento de relaciones entre Colombia y Venezuela, rotas desde 2019.

-Popularidad golpeada-

Las escuchas ilegales han marcado la polarizada historia de Colombia en medio del prolongado conflicto armado y Petro, junto con algunos de sus ministros izquierdistas, fueron sus víctimas.

«Aquí no puede quedar ni mancha ni duda siquiera de que este gobierno va a repetir las suciedades que otros hicieron», aseguró el mandatario.

Antes de ocupar sus cargos, el presidente y el ministro de Defensa fueron reconocidos como víctimas de las llamadas «chuzadas» del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), disuelto en 2011.

El DAS, que dependía de la presidencia, se vio envuelto bajo el gobierno derechista de Álvaro Uribe (2002-2010) en un escándalo de escuchas ilegales a magistrados de la Corte Suprema, opositores y periodistas.

En el poder desde agosto, el primer gobierno de izquierda de Colombia acumula reveses que le han pasado factura. Según una encuesta de Invamer revelada este viernes, la aprobación a su gestión pasó de 50% en noviembre a 34% en mayo.

Petro renovó siete ministros en abril, rompió con los partidos tradicionales y dio un giro a la izquierda, en medio de los obstáculos que enfrentan sus reformas para hacerse realidad en el Congreso.

El presidente pidió al fiscal general, Francisco Barbosa, usar la misma «premura» que tiene en los casos contra su gobierno para investigar a narcotraficantes, cuando la relación entre ambos está cada vez más rota.

-La niñera-

Marelbys Meza fue primero niñera de los hijos de Benedetti hasta junio de 2022, cuando la despidieron por sospechas de robo de miles de dólares tras una prueba con polígrafo que detectó mentiras en su explicación.

Sarabia la contrató en agosto de 2022, luego de consultar con Benedetti, según el propio exdiplomático.

El 30 de enero la niñera fue sometida a una segunda prueba con polígrafo por sospechas de otro robo, esta vez en la casa de Sarabia que según la exjefa de gabinete correspondía a 7.000 dólares.

Meza contó a medios locales que fue llevada a un sótano anexo a la presidencial Casa de Nariño donde durante cuatro horas se sintió «secuestrada, aturdida, ahogada». Su entrevista incendió las redes sociales y fue la punta del iceberg de un escándalo que parecía doméstico pero terminó enlodando al gobierno.

Los teléfonos de la niñera y una empleada doméstica de Sarabia fueron interceptados «con la utilización de un informe falso», bajo sospecha de ser dos aliadas del Clan del Golfo, la banda narco más grande del país, según la fiscalía. AFP