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Plan de desarme, eliminación de permisos para porte de armas y una Policía más activa, plantea Petro para incrementar seguridad ciudadana

-Redefinir las metas de operación y de eficacia de la Policía hacia indicadores que tienen que ver con el menor homicidio, con el mayor desarme, con, efectivamente, desarticular las bandas de lavado de activos, con más confianza en la ciudadanía, planteó el presidente Gustavo Petro tras el consejo de seguridad realizado este jueves con la alcaldesa Claudia López, en Bogotá.

El mandatario consideró fundamental adelantar un plan de desarme a nivel nacional «mucho más eficaz que el que, incluso, iniciamos en Bogotá hace algún tiempo», lo mismo que eliminar los permisos especiales de armas.

Además señaló que ha pedido que se reestructuren las formas organizacionales de la Policía en las grandes ciudades para atender los grandes flujos poblacionales.

«En el caso de Bogotá son millones de personas en las horas pico, que se mueven y en donde tiene que estar la Policía porque allí se realiza el delito», precisó.

Dijo que «si la Policía está localizada, quieta en barrios y cuadrantes, no puede estar en los flujos poblacionales y la ciudadanía queda, un tanto, digamos, sin protección de la fuerza policial».

Adicionalmente notificó, en el caso de Bogotá, que todos los miembros de la Policía Nacional que se encuentren cumpliendo funciones administrativas tienen que salir a las calles de la capital del país a cumplir con su misión constitucional de proteger a la ciudadanía.


También planteó que no hay que «caer en ingenuidades, desconocer alarmas, no desactivar motores que podrían incendiar de nuevo lugares, prender violencias en el país y en la ciudad de Bogotá».

«Por eso -puntualizó-hemos generado aquí un marco entre el Distrito y la Nación, concreto, que puede, digamos, llamémoslo: los pilares de la seguridad humana.

Y al efecto, habló sobre dar la batalla contra el multicrimen.

«El narcotráfico no tiene más objetivo, con todos sus ejércitos, en los territorios de Colombia, de estructuras criminales, multicrimen, etcétera, que hacer dinero. Y el dinero se hace en el lavado de activos, y no lo hace gente uniformada, ni tienen fusiles, están en oficinas, pueden ser gente muy poderosa», expresó.

Agregó que «para desactivar ese engranaje del gran narcotráfico, que es el lavado de activos, que incluye actividades inmensas de contrabando, por ejemplo, tenemos que hacer un énfasis fundamental en la articulación de los cuerpos de inteligencia del Estado».

«La comunidad de inteligencia, la vamos a llamar así, con un contrapeso fuerte, que sea la contrainteligencia, para que esa dinámica no termine afectando derechos de la ciudadanía, sino que se dirija exactamente a combatir las grandes operaciones de lavado de activos y la corrupción», dijo, «porque las grandes operaciones de lavado de activos generalmente se realizan con funcionarios del Estado. Y de ahí, digamos, la persistencia del crimen en Colombia».

«Para ello, el Estado tiene que estar muy libre del crimen; para ello tiene que fortalecer la actividad de inteligencia. Esto se hace con números, con software, con análisis de redes, con inteligencia artificial, incluso se hace con capacidad cerebral más que militar», anotó.

Dijo que la Dijín (Dirección de Investigación Criminal e Interpol), la Dipol (Dirección de Inteligencia Policial) y la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), otros organismos de inteligencia, la DNI (Dirección Nacional de Inteligencia) se tienen que articular para garantizar la mayor efectividad en las operaciones contra el lavado de activos en Colombia.

«Vamos a cumplir, con dificultades, el objetivo de aumentar el pie fuerza policial en Bogotá; se necesita en todo el país. Le he pedido a la Policía que cuide menos al Gobierno y más a la ciudadanía para liberar personal y dedicarlo a ese cuidado de la ciudadanía», enfatizó.

Complementariamente el presidente Petro anunció la implementación de la justicia restaurativa, teniendo como ejemplo grande de la Justicia Especial para la Paz.

«No está pensada en la mayor pena, sino está pensada en que se restaure a la víctima con la verdad, entre otras medidas restaurativas», advirtió el jefe del Estado.

«Esa JEP, esa concepción, puede aplicarse en diversos delitos con la justicia ordinaria. Si cambia la concepción hacia la justicia restaurativa», puntualizó.

Además advirtió que «la Fiscalía quiere más fuerza, en términos de personas, que trabajen» en ella.

Dijo que ésta «ha demostrado, en los últimos tiempos, una disminución de la impunidad y yo creo que deberíamos discutir con la Procuradora (General de la Nación, Margarita Cabello Blanco), después de que acabe su mandato, la posibilidad de que esas acciones importantes de la Procuraduría puedan fortalecer la Fiscalía, como hemos discutido, anteriormente, sobre todo, debido a los efectos reales de la sentencia CIDH».

Petro señaló que la experiencia bogotana de 30 años exitosa, que la ha vuelto la capital más pacífica de Colombia, en el último año, por tasa de homicidios.
«La capital más pacífica de Colombia —oigan eso— la ciudad más grande del país», enfatizó.

Planteó además aumentar la capacidad de inclusión social, «pues tenemos nubarrones en el cercano futuro: crisis económica mundial, posibilidades de crisis climática en los próximos días en toda Colombia, cierre presupuestal por decisión del anterior gobierno de toda la política asistencial que se construyó respecto a la pandemia, Ingreso Solidario y otros nombres».

Al respecto indicó: «Diez billones de pesos ya no están en el presupuesto del año entrante por esa decisión, en un momento difícil, que podría, si no logramos una política eficaz, incrementar la pobreza en Colombia. Y, por tanto, esta demostración de que si disminuye la pobreza disminuye el crimen, pues puede volverse inversa».

Petro subrayó que «aquí hay un desafío total al Gobierno Nacional y también al Distrital, para garantizar que, de una manera contracíclica, a pesar del nubarrón económico, que parece caer sobre el país, desde el exterior, podamos garantizar las políticas de inclusión social cambiando, quizá, las formas, adaptándonos a la nueva realidad económica que viene para lograr precisamente el gran objetivo que nos hemos propuesto que es la paz total».

Y concluyó: «Si el negocio del narcotráfico y otros negocios afines se vuelve difícil hacerlo en Colombia, y eso no tiene que ver con fumigar campesinos, sino con poner presos a grandes lavadores de dólares, yo creo que nos acercamos a las posibilidades de la paz total».