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Cónclave para elegir al nuevo Papa comenzó con misa solemne

–(Foto Vatican News). Formalmente, el cónclave para elegir al sucesor del fallecido Papa Francisco comenzó este miércoles. Los pasos del cónclave son regidos por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996.

Los cardenales electores participan en una misa solemne en la basílica de San Pedro. El decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, aseguró que «es fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia» en su homilía de la misa ‘Pro eligendo pontifice’, ante los 133 cardenales electores en la basílica de San Pedro antes de comenzar el cónclave para elegir al sucesor de Francisco.

Pidió rezar «para que Dios conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios», aseguró Re.

«La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad», dijo.

Por la tarde, ataviados con el hábito coral, los cardenales electores se reunirán en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico y, en procesión hacia la Capilla Sixtina, invocarán la asistencia del Espíritu Santo. Ante el fresco del Juicio Final pintado por Miguel Ángel, los cardenales prestarán juramento con la mano sobre el Evangelio.

Según un ritual heredado de la Edad Media, el maestro de ceremonias pronuncia la frase «extra omnes» (todos fuera). Las personas que no participan en la elección abandonan la sala y, a continuación, se cierran las puertas. El objetivo es que los cardenales eviten las influencias exteriores.

La primera votación está programada para esta tarde, pero se considera improbable una decisión rápida. Se requiere una mayoría de dos tercios para elegir un nuevo papa.

Estas son las reflexiones más destacadas de la homilía pronunciada por el decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Giovanni Battista Re, en la Basílica de San Pedro durante la Santa Misa pro eligendo Romano Pontifice:

Notamos como todo el pueblo de Dios está unido a nosotros con su sentido de fe, su amor al Papa y su confiada esperanza. Estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu , para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo.

Rezar, invocando al Espíritu Santo, es la única actitud justa y necesaria, mientras los cardenales electores se preparan a un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y a una decisión de gran importancia; un acto humano por el cual se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad.

El amor que Jesús revela no conoce límites y debe caracterizar los pensamientos y la acción de todos sus discípulos.

El amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo. Jesús nos ha dado ejemplo de este amor al comienzo de la última cena con un gesto sorprendente: se abajó al servicio de los demás, lavando los pies a los Apóstoles, sin discriminaciones, sin excluir a Judas que lo iba a traicionar.

Entre las tareas de todo sucesor de Pedro está la de acrecentar la comunión: comunión de todos los cristianos con Cristo; comunión de los obispos con el Papa; comunión entre los obispos. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas, velando para que la Iglesia sea siempre «casa y escuela de comunión».

La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio.

Todo Papa sigue encarnando a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra; él es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia (cf. Mt 16,18). La elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa.

Recemos, por tanto, para que el Espíritu Santo, que en los últimos cien años nos ha dado una serie de Pontífices verdaderamente santos y grandes, nos regale un nuevo Papa según el corazón de Dios (…) que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios.

El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia para la tutela de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras.

La Liturgia de la palabra continuó con la proclamación del Credo y la oración de los fieles, realizadas en francés, swahili, portugués, malayo, chino y alemán.

Las peticiones fueron las siguientes::

Por la Iglesia: que el Señor proteja a su Esposa en la verdad y en la santidad, en la unidad y en la paz.

Por los cardenales que eligirán al Romano Pontífice: Que el Señor los llene de su Espíritu de entendimiento y consejo, de sabiduría y discernimiento.

Por todos los pueblos de la tierra: Que el Señor guíe a todos los hombres hacia la construcción del bien y la justicia, de la solidaridad y de la concordia.

Por las necesidades de la vida humana: Que el Señor consuele a todos los oprimidos por al odio y la violencia, la angustia y la desesperación.

Por el difunto Romano Pontífice Francisco: que el Señor, que conoce los tiempos del nacimiento y de la muerte le introduzca en la plenitud de la vida eterna.

Por la familia de Dios reunida hoy aquí: Que el Señor configure para sí a todos los bautizados en la obediencia y la humildad, en el sacrificio y el amor. (Con información de DW, Aciprensa y Vatican News).