En medio de discusiones sobre si la renuncia de Germán Vargas Lleras obedecía a una “jugada política”, el Senado de la República se aprobó ayer la partida de uno de los senadores más representativos de los últimos catorce años.

El Senado, de forma absoluta y mayoritaria, aprobó su renuncia, la cual se había conocido 24 horas antes a través de una carta enviada desde España a la presidenta del Congreso, Nancy Patricia Gutiérrez.

La senadora Martha Lucía Ramírez fue la primera en lanzarle pullas a Vargas Lleras. Dijo que si la intención de su renuncia era “salvar” la reforma política, “debería hacer presencia en el Congreso, pero nunca le hemos oído sus posiciones frente a las sanciones de los partidos que avalaron curules minadas por la parapolítica”.

A su vez, el senador Jorge Robledo precisó que Vargas Lleras pidió licencia precisamente en el momento de mayor crisis del Congreso, y específicamente de su partido, Cambio Radical.

Ubeimar Delgado, vicepresidente del Senado, dijo que la renuncia de Vargas Lleras no es oportuna. “Es una excusa política para quedar bien de cara al país”.

Por su parte, el senador Héctor Elí Rojas dijo que una renuncia no puede convertirse “ni en plataforma ni en trampolín”. Vargas Lleras “tenía un compromiso histórico de haber estado al frente de su partido, del Congreso y de la Comisión Primera, pero escogió la vía de ausentarse, cuando la cosa estaba más caliente”.