Internacional

Estados Unidos duda del alto el fuego anunciado por Rusia

Gobierno de EE UU sembró dudas de que Rusia esté efectivamente cumpliendo con su promesa de cese del fuego en Georgia y urgió a los dirigentes de ese país a que detengan de inmediato toda actividad militar a fin de buscar soluciones diplomáticas a la crisis desatada la pasada semana sobre Osetia del Sur.

Después de varias horas de silencio oficial a la espera de una versión propia sobre el desarrollo de los acontecimientos en Georgia, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, admitió que «pueden haberse producido ciertos progresos», pero respaldó en cierto modo las denuncias de las autoridades georgianas de que los ataques rusos continuaban y llamó a su cese inmediato. Agradeció las gestiones diplomáticas realizadas por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en representación de la UE, pero rebajó notablemente el optimismo europeo sobre los resultados de esas gestiones.

«Rusia tiene que detener las acciones militares en Georgia, tal como aparentemente han dicho que harán. Las operaciones militares tienen realmente que ser detenidas», manifestó Rice. La secretaria de Estado añadió que, posteriormente, los soldados rusos deben abandonar el territorio del país vecino. A cambio, la responsable de la diplomacia norteamericana ofreció la posibilidad de una negociación política sobre el conflicto de la región independentista de Osetia del Sur más favorable a los términos de Rusia.

«Una vez que se retiren las tropas rusas, podremos centrarnos en cómo resolver el conflicto a largo plazo», dijo Rice. Advirtió, no obstante, que una condición imprescindible de esa solución debe ser el reconocimiento a «la soberanía y la integridad territorial de Georgia».

El presidente Bush pasó varias horas conversando por teléfono con varios líderes -Reino Unido, Alemania, Polonia, Georgia, Italia y Lituania-, mientras otros responsables del Departamento de Estado y del Consejo Nacional de Seguridad intentaban hacer una valoración de la situación.

Antes de las noticias sobre el acuerdo negociado por Sarkozy, la Casa Blanca había convocado una conferencia de prensa del consejero nacional de seguridad, Stephen Hadley, en la que aparentemente iba a anunciar una serie de medidas de castigo contra Rusia, que podían incluir la suspensión de la participación de ese país en el G-8 y otras destinadas a separar a Rusia de la comunidad internacional. Esa conferencia fue suspendida poco después de que empezaran a llegar las primeras informaciones sobre el anuncio de cese de hostilidades hecho en Moscú por el presidente ruso, Dmitri Medvédev. Pero ese gesto no fue seguido inmediatamente de un apoyo a ese compromiso o a las gestiones de Sarkozy.

«Me gustaría pensar que las palabras significan algo», comentó ayer, en Tbilisi, Metthew Bryza, un alto funcionario del Departamento de Estado desplazado a esa ciudad. «Es posible que un alto a los combates no sea precisamente un cese del fuego», añadió en Washington el portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto.

El mismo escepticismo se detectaba ayer entre los candidatos presidenciales. El republicano, John McCain, aseguraba que «los ataque rusos continúan» y que «la situación sigue siendo fluida y peligrosa». Por su parte, el aspirante demócrata, Barack Obama, insistió en la necesidad de que se designen lo antes posible observadores internacionales para certificar la situación sobre el terreno en Georgia.

La Administración mide cuidadosamente qué pasos dar a partir de ahora considerando lo mucho que el deterioro de sus relaciones con Rusia representa para la estabilidad internacional. Pero también teniendo en cuenta la reducida gama de opciones que Washington tiene actualmente en sus manos. EE UU tiene que buscar una salida que le permita salir de esta crisis sin más daño a su prestigio del que ya ha sufrido y sin conceder a Rusia más poder del que ya ha acumulado.