
Los generales tailandeses han dado un golpe sobre la mesa para tratar de acabar con la crisis política en Tailandia. En lugar de sacar los tanques a la calle, como hicieron hace dos años, está vez han optado por un ‘golpe blando’. Su comandante en jefe, el General Anupong Paochinda, ha pedido la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones.
Su recomendación, equivalente a una orden al salir del influyente estamento militar, incluye instrucciones para que los manifestantes que ocupan el aeropuerto principal del país, desalojen el lugar y permitan el regreso a la normalidad.
«No es un golpe de Estado», dijo Anupong en una rueda de prensa. «Son los puntos para resolver un problema que ha hundido el país en una grave crisis». La reacción del Ejército llega cuando el Gobierno se encuentra paralizado y el país prácticamente incomunicado por vía aérea.
Pero nada de ello ha logrado el objetivo de tumbar al Gobierno y la oposición han optado por añadir una nueva conquista a la lista: el aeropuerto Suvarnabhumi de la capital.
Miles de turistas atrapados
Hombres enmascarados han logrado entrar esta mañana en la torre de control mientras cerca de 2.000 miembros de la Alianza del Pueblo para la Democracia (APD) siguen acampados en la Terminal, embutidos en sus camisetas amarillas y enarbolando banderas monárquicas.
«El aeropuerto está bajo nuestro control. Las líneas aéreas deben pedirnos permiso si quieren despegar», aseguraba orgulloso Chaiwat Sinswuwong, uno de los líderes de la revuelta.
La autopista de acceso al aeródromo y una de las arterias más importantes del país permanece cortada y con ella las vacaciones de miles de turistas que pretendían salir o llegar a un país normalmente conocido por sus playas paradisíacas y sus templos.
Sólo en las últimas horas más de 10.000 personas han visto cancelados sus vuelos y se espera que el número de afectados supere los 100.000 antes de que acabe el día.
Todos los vuelos desde el aeródromo han sido suspendidos. (Foto: EFE)
Todos los vuelos desde el aeródromo han sido suspendidos. (Foto: EFE)
Anoche se podía ver a turistas deambulando con sus maletas en la carretera que lleva al aeropuerto, en busca de taxis que han dejado de operar por miedo a ser atacados.
«Los manifestantes se muestran cordiales con nosotros y en ningún momento nos amenazan, pero nos han fastidiado», decía una turista británica que permanecía en la terminal tratando de salir del país con destino a Londres.
La oposición ha asegurado que no se moverá del aeropuerto hasta lograr la dimisión del primer ministro Somchai Wongsawat, al que ven como un títere del depuesto y exiliado ex primer ministro Thaksin Shinawatra (Somchai es su cuñado).
Los incidentes de las últimas horas han provocado al menos 14 heridos por explosiones de granadas y disparos mientras las fuerzas del orden contemplan pasivas y divididas como el país queda huérfano de ley y orden. La policía apoya mayoritariamente al Gobiernoo. Bangkok es un hervidero de rumores sobre un inminente golpe de Estado, pero los generales no parecen tener el estómago para repetir una acción que en 2006 les llevó a formar un breve, corrupto e ineficiente Gobierno.
Tomado de: elmundo.es


