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Las mujeres fuertes que velan por políticos y diplomáticos

Con su metro y medio de estatura, la intendente de la Policía, Luz Dary Sánchez Ballesteros, se convirtió en la sombra del senador Juan Manuel Galán, pues tiene que velar por la seguridad del político y la de su familia.

Ella hace parte de un grupo de profesionales de seguridad que a diario arriesgan sus vidas para que embajadores, ministros, fiscales y otros dirigentes regresen sanos y salvos a sus hogares.

Un pedazo de corazón. Lleva 17 años en la Policía y se casó con uno de sus compañeros de trabajo quien ahora es jefe de escoltas del representante a la Cámara, Carlos Ramiro Chavarro.

Tienen un niño de 7 años al que Luz Dary lleva al colegio, pero en muchas ocasiones -más de las que quisiera- se despide con lágrimas porque sabe que estará separada por varios días de ese pedazo de corazón que deja con la profesora.

El riesgo de morir siempre estará latente en su pensamiento, al igual que en el de su esposo. «Amo a mi institución, por eso uno arriesga la vida, pero si nosotros prestamos un servicio correctamente de seguridad nos podemos cubrir. Sabemos que no podemos descuidarnos, porque un error nos puede salir muy caro».

Sensibilidad especial. Desde hace unos cinco años no se escuchaba sobre mujeres escolta, pero ahora ese veto es cosa del pasado. 150 uniformadas hacen parte de 41 grupos de protección.

«Ellas ven cosas que los hombres no. Tienen otro tipo de percepción, el sexto sentido hace una combinación conveniente. Son más disciplinadas y tienen mayor sensibilidad, aunque a Luz Dary le toca muy duro, porque es mamá tiene esposo y tiene que atender la casa, son muchos frentes en los que trabaja», destaca el senador Galán.

El coronel William Salamanca, director de Protección a dignatarios, es uno de los encargados de vigilar de cerca los avances y procedimientos que adelantan las escoltas. «La capacitación de ellas es muy exigente, va desde la disciplina del manejo de armas hasta el respeto irrestricto por los derechos humanos».