Internacional

Hasta la vista gobernador Schwarzenegger

Arnold Schwarzenegger ganó la gobernación de California después de anunciar su candidatura por televisión y pronunciar diatribas contra el gasto fiscal en ruidosos actos de campaña.

Schwarzenegger, que entonces era la máxima estrella mundial del cine de acción, transmitía una imagen de hombre invencible, y convenció a los californianos de que todo era posible con la actitud mental correcta.
«Yo sé vender», repetía entonces.

Siete años en el puesto le han enseñado que una cosa es vender una idea política, otra muy distinta es cumplir la promesa.

En puro estilo de Hollywood, Schwarzenegger hizo promesas osadas de reformar el disfuncional sistema político de Sacramento y colocar al estado en camino a la prosperidad. Pero su celebridad pronto encalló en el bajío de la burocracia, la politiquería y algo que el actor nunca había encontrado antes: furiosos detractores dispuestos a atacarle públicamente.

Tras inicialmente ridiculizar a las enfermeras como «sector privilegiado» cuyos «traseros» él siempre estaba pateando, bajó a la realidad arrastrado por los sindicatos de las enfermeras, los maestros y otros grupos de empleados públicos, que lanzaron protestas que ayudaron a descarrilar su «año de reformas» durante las elecciones especiales del 2005.

Su enorme personalidad no fue suficiente para ayudarle a cumplir muchas de sus promesas, especialmente una vez comenzó la recesión a finales del 2007, con la consiguiente declinación en ingresos por impuestos.

El gobernador de 63 años deja el puesto en enero entre elogios por su activismo ambientalista, que ha sentado precedentes, y críticas por incumplir su promesa de sanear las arcas del estado, que hizo cuando los californianos sacaron al entonces gobernador Gray Davis y lo pusieron a él en su lugar.

Pero una vez en el puesto, Schwarzenegger a menudo careció de la paciencia necesaria para conseguir los cambios que deseaba. Regularmente cambió de curso en importantes iniciativas cada vez que encontró un obstáculo. Retractó su enorme propuesta de reestructurar el gobierno, pese a que proyectaba ahorros para el estado de 32.000 millones en cinco años.

AP