Estados Unidos buscó la ayuda de China para persuadir a su antiguo aliado Corea del Norte para que abandone las armas nucleares y envió el miércoles a un representante a Pekín como parte de una campaña para presionar a Pyongyang.

El enviado estadounidense para la política en Corea del Norte, Stephen Bosworth, se reunió con funcionarios surcoreanos en Seúl antes de dirigirse a China.

Washington espera que las conversaciones para desmantelar la labor nuclear de Pyongyang puedan comenzar pronto, pese a que podría resultar difícil lograr grandes avances.

Corea del Norte emitió un comunicado pidiendo lo que describió como conversaciones «incondicionales» con el Sur y llamó a poner fin a cualquier acción que pueda generar provocaciones en la dividida península.

Pero aún es incierto si Seúl atenderá algunas de esas demandas, menos de dos meses después de que Pyongyang bombardeara una isla surcoreana en aguas disputadas, causando cuatro muertes.

El aislado y a menudo impredecible liderazgo norcoreano hizo varias promesas a las potencias regionales en el pasado acerca de deshacerse de su programa nuclear con pocos resultados.

«Demandamos conversaciones incondicionales entre autoridades responsables (del Sur y el Norte)», indicó un comunicado emitido conjuntamente por el Gobierno, el gobernante Partido de los Trabajadores de Corea y otras organizaciones, según citó la agencia norcoreana KCNA.

«Estamos preparados para reunirnos con cualquiera más allá del pasado si es alguien que está dispuesto a ir de la mano con nosotros en el futuro», agregó.