El Vaticano tomó distancia de Silvio Berlusconi, tras la inusual amonestación este jueves del secretario de Estado de la Santa Sede a raíz del escándalo sexual que azota Italia por las acusaciones de prostitución de menores al jefe de gobierno.
El secretario de Estado del Vaticano y brazo derecho del papa Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, admitió que la Santa Sede «sigue con preocupación» el caso y pidió a la clase dirigente del país que tenga «más moralidad».
«La Iglesia invita a todos, sobre todo a aquellos que tienen cargos públicos en cualquier sector administrativo, político y judicial, a comprometerse a tener y asumir más moralidad, sentido de justicia y legalidad», dijo el purpurado italiano al margen de una visita a un hospital romano.
«La sociedad pide ejemplos», agregó tras confirmar que comparte el sentimiento del presidente de la República, Giorgio Napolitano, quien reconoció «la turbación» que viven los italianos.
El jefe de gobierno italiano Berlusconi se encuentra en medio de uno de los peores escándalos de su carrera política tras haber sido acusado el lunes por la fiscalía milanesa de prostitución de menores y abuso de poder.
El primer ministro es investigado por el caso de la joven marroquí, conocida como «Ruby robacorazones», a quien se le atribuye haber mantenido relaciones sexuales pagadas con el jefe de gobierno cuando era menor de edad.
Berlusconi negó las acusaciones y contraatacó a los jueces, a los que acusó de perseguirlo «injustamente» con «fines políticos» y solicitó un controvertido «castigo» para ellos.
Las revelaciones diarias de detalles escabrosos de los festines, con conversaciones picantes y las modalidades de pago a las jóvenes que asistían a su residencia privada de Milán, hundieron la imagen del primer ministro conservador, que pierde un aliado clave de su gobierno: la Iglesia católica.
El multimillonario primer ministro, pese a sus 74 años, es un mujeriego empedernido que se ha divorciado dos veces y suele llevar una vida libertina, lo cual no ha impedido a la jerarquía de la iglesia italiana de apoyarlo abiertamente durante los ocho años en los que ha estado en el poder, con una interrupción de sólo dos.
El Vaticano rompe ahora el silencio para denunciar indirectamente lo que muchos católicos y parte de la opinión pública califica de «pérdida de la medida» de Berlusconi, como sostiene en un editorial el influyente diario Il Corriere della Sera.
«Berlusconi no logra comportarse a la altura de su rol institucional ni de las prioridades de su programa de gobierno: la defensa de la familia», sostiene el diario, que pidió a la Iglesia italiana una condena «explícita».
A la irritación en los sacros palacios se suma el enojo de la Asociación Nacional de Magistrados, que acusó a Berlusconi de poner en peligro
«la autonomía y la independencia de los jueces» y del sindicato de policía, que le exige «disculpas» por haber desacreditado su labor con la fiscalía.
«Una movilización popular, con una petición firmada por 10 millones de personas (y) lo mandamos de nuevo a casa», propuso Pierluigi Bersani, líder de la mayor formación de izquierda, Partido Democrático.
«Desafía a todo el mundo. Está solo», sentenció el ex alcalde de Roma Francesco Rutelli, entre los líderes católicos moderados.
También el diario de la conferencia episcopal italiana, Avvenire, volvió a criticar a Berlusconi, como hace unos días.
En Italia «se necesitan con urgencia buenos ejemplos», escribió el director.
AFP