La Crónica Radio Santa Fé

Manizáles: La crónica de otra tragedia anunciada. Por Esteban Jaramillo

Por Esteban Jaramillo
En la catástrofe de Manizales murieron el hermano, la mujer del hermano y dos sobrinos de Juan Luis Taborda, un periodista muy reconocido de la ciudad y quien actualmente es editor del semanario Nuevo Estadio y presentador formal de las noticias en televisión, y del informativo de La Patria.
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Cuando hablé con el periodista llegaba del cementerio. Estaba muy dolorido y me contó con pelos y señales, la indiferencia con que los políticos enfrentan las necesidades de la gente, antes y después de elecciones.

Lo que dicen en el proceso electoral es una mentira. Sin embargo la gente votó por los mismos que ahora los gobiernan.

La noche anterior al derrumbe, había una filtración de agua. La ciudadanía, llamó al 123 y nunca respondieron. Llamaron a los bomberos y éstos respondieron que en Manizales “los bomberos están para apagar incendios, no para tapar tubos”.

A la mañana siguiente ocurrió la catástrofe.

Lo anterior corrobora que sí se les dio aviso a las autoridades.

Primero hay que hacer el lote; después la Casa
Yo conozco muy bien los terrenos de “Cervantes” porque los mismos fueron de Vicente Vélez y de mi abuelo Francisco Osorio que vendía maderas a mediados del siglo pasado. Mi abuelo me contaba que Vélez le sugería que con relleno se podrían construir viviendas en esos lotes. Sin embargo mi abuelo le advertía que allí no habría viviendas porque él prefería usarlos para criar vacas. El terreno era sólo de ladera. Con el paso del tiempo, el lote pasó a otras manos y mi abuelo me decía que no entendía cómo se había construido en esa zona con semejante riesgo.

Manizales en Alto Riesgo
Yo nací en la cabecera del barrio Cervantes, que es una conocida zona de Linares. Conozco el sector como la palma de mi mano y advierto que hay otros sitios de la ciudad en alto riesgo. En Manizales hay una particularidad: uno debe primero construir el lote y después sí procede a construir la casa.

En este caso, nadie hizo absolutamente nada: el tubo estaba roto, brotaba el agua a borbotones, hubo denuncias de la comunidad y todos callaron impunemente.
Ahora el alcalde de la ciudad, Juan Manuel Llano, está manejando esta emergencia de manera demagógica y sus excusas no pasan de ser una farsa, porque lo que acaba de ocurrir es la crónica de otra tragedia que ya había sido anunciada.

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