La Crónica Radio Santa Fé

El drama de llorar al muerto equivocado

Tras dos meses de visitar la tumba de su padre, Margarita Mahecha descubrió que el cuerpo, no estaba donde lo había sepultado.
Hoy ella se pregunta, ¿dónde fueron a parar los despojos mortales de su querido papá, don José Manuel Mahecha, un venerable y respetable anciano de 81 años, oriundo de la ciudad de Armero, cuyo deceso lo produjo un fulminante paro cardio-respiratorio.

En noviembre pasado, con gran devoción y en medio de la más profunda tristeza, doña Margarita visitó el sepulcro de su apreciado y querido padre, encontrándose con la sorprendente noticia de que en la tumba 1846 adquirida en comodato para su padre, estaba el nombre de otra persona fallecida.

Perpleja y aterrada por el macabro hecho, buscó entonces por todos lados la lápida que ella misma había comprado; y, evidentemente la encontró… pero dos lotes más adelante, es decir, el marcado con el numero 1848.

Inmediatamente y con gran asombro, se dirigió a la administración del “cementerio jardines del recuerdo”, para poner en conocimiento lo que estaba sucediendo; la única explicación que halló es que “había habido un error en el sistema”.

Aunque las directivas del cementerio sigan sosteniendo que fue solo un error del sistema, doña Margarita seguirá creyendo en vida, que su papá permanece sepultado en el sector 1, etapa 6,en el lote 1846, ya que asegura que en el 1848 no hay ningún cuerpo sepultado y que instaurará una acción de tutela contra Parques y Funerarias S.A. firma vendedora de la póliza en cuestión.

Este hecho nos permite concluir que ahora los colombianos, no sólo tenemos que llorar a los muertos reales, sino también gemir y rezar por los muertos equivocados.