Tras un año y medio de posesionarse como Jefe de Estado, Juan Manuel Santos, se perfila como uno de los líderes más importantes de la región, al lograr un sustancial mejoría de las relaciones internacionales del país, y ahora enfrenta una dura pruba, al servir como anfitrión de la Cumbre de las Américas.
La cita diplomática reunirá en Cartagena este fin de semana a 33 jefes de Estado y como organizador del encuentro, Santos dirigirá los debates en torno a los temas propuestos por su gobierno: pobreza e inequidad, seguridad ciudadana, desastres naturales, acceso a la tecnología e integración física en las Américas.
También afirmó que pondrá sobre la mesa otros puntos que no forman parte de la agenda y que con seguridad generarán mucho debate: el estudio de alternativas para encarar la lucha contra el narcotráfico ante lo que muchos tildan de «fracaso» de los métodos convencionales y la presencia de Cuba en futuras cumbres americanas.
Santos defiende la teoría de la «tercera vía», que busca distanciarse de los dogmatismos de la derecha y la izquierda.
Autor del libro «La Tercera Vía: una alternativa para Colombia», en cuya redacción participó el ex primer ministro británico Tony Blair, el presidente colombiano sintetiza su pensamiento con una frase: «El mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario».
Su pragmatismo lo lleva a tener una buena relación con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y a considerar a su homólogo de Venezuela, Hugo Chávez, como su «nuevo mejor amigo».
Las relaciones entre Colombia y Venezuela fueron el primer reto para Santos cuando juró como presidente, en agosto de 2010, pues un mes antes Chávez había roto los vínculos diplomáticos a raíz de denuncias del anterior presidente colombiano, Álvaro Uribe (2002-2010), sobre un supuesto apoyo de Caracas a los grupos guerrilleros.
Santos se entrevistó con Chávez pocas horas después de iniciar su mandato y restableció los nexos. Tiempo después hizo lo mismo en el caso de Ecuador, pues el presidente Rafael Correa había cortado las relaciones por un bombardeo en territorio ecuatoriano ordenado por Uribe para destruir un campamento guerrillero.
El liderazgo de Santos también quedó plasmado a mediados del año pasado, cuando propició la solución de la crisis política hondureña generada tras el golpe contra Manuel Zelaya.
Más ambiciosa parece ser su intención de promover un diálogo en el Cercano Oriente. Tras hablar a finales del año pasado con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Santos calificó su gestión de mediación «discreta».
Según Shannon O’Neil, experta en asuntos latinoamericanos del Council of Foreign Relations (CFR), aunque a Colombia se le encargó la organización de la VI Cumbre de las Américas antes de que Santos fuera presidente, la reunión representa una gran oportunidad para mostrar ante la comunidad internacional lo que ha hecho durante su gobierno.
«Creo que esto es una cosa positiva para Santos y para el ascenso de Colombia, y una especie de reconocimiento de que Colombia está saliendo de lo que ha sido una de las décadas más difíciles para el país», dice O’Neil.
Otra experta del CFR, Julia Sweig, considera que el logro de Santos es haber sacado a Colombia del aislamiento en que había caído, sin que eso signifique que se esté ante el surgimiento de un representante de Sudamérica ante todo el escenario internacional.
Para Santos, el buen momento que vive su país en materia de relaciones internacionales hace que a Colombia la miren en el mundo de una forma diferente porque ha logrado posicionar los temas que le interesan en política, economía y medio ambiente.
«Hace unos días una periodista me preguntaba si la Cumbre (de las Américas) no era como la prueba de que Colombia hoy en el escenario internacional es una estrella, es una potencia en proceso. Yo le decía que más bien coincide la Cumbre con un cambio en nuestra política exterior, para hacerla más visible», dijo Santos hace poco.
Santa Fe con agencias
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