
Luego del paso del tifón Bopha, el más feroz en los últimos años en el contiene asiático, se estima que el número de muertos en Filipinas podría superar los mil.
Para este domingo en horas de la tarde, el Consejo Nacional para la Reducción y Gestión de Desastres situó la cifra provisional de muertos en 1.020 y elevó a 844 la de desaparecidos cuya búsqueda prosigue en las zonas más afectadas. Mientras tanto los organismos de socorro siguen la lucha de seguir buscando más víctimas entre los escombros y lodo que dejó el tifón a su paso.
El tifón entró el martes de la semana pasada en la isla de Mindanao y causó estragos con vientos huracanados e intensas lluvias hasta el sábado, alcanzando también a la región de Visayas y la isla de Palawan.
Unas 2.662 personas sufrieron heridas y 27.813 están alojadas en 60 centros de evacuación a causa del «Bopha que afectó a más de 6,2 millones de personas, según indicó el Consejo en un comunicado.
Unas 30 provincias y ciudades sufren cortes en el servicio eléctrico y seis de ellas carecen de suministro de agua potable, añadió la nota.
Las autoridades estimaron en 587 millones de dólares o 446 millones de euros los daños materiales causados a la agricultura, infraestructuras y propiedad privada, con más de 60.000 casas, 4 carreteras y 12 puentes destruidos.
Pablo, el nombre local de Bopha, ha resultado ser el peor tifón de este año en Filipinas y cierra una temporada que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El año pasado ocurrió algo parecido con «Washi», que llegó inesperadamente a Filipinas la semana anterior a Navidad y mató a unas 1.200 personas.
La deforestación, la proliferación de las minas ilegales, la falta de infraestructuras y el chabolismo incrementan los efectos devastadores de los tifones y las inundaciones que afectan durante la época del monzón a Filipinas.