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Santos pagará un precio alto si fracasa negociación de paz con las Farc, advierte El País de España

SANTOS–Si fracasan las negociaciones de paz que adelanta su gobierno con la guerrilla de las Farc en Cuba, el presidente Juan Manuel Santos se arriesga a sufrir una humillación que probablemente acabaría con su carrera política e, incluso, con su reputación, advierte este domingo el diario El País de España.

Las precisiones las hace en una semblanza que hace del mandatario colombiano, a quien incluye en la lista de los 100 personales del 2012.

Aunque advierte que el diálogo emprendido por el gobierno de Santos con las Farc no deja de ser una apuesta valiente, advierte que el precio del fracaso sería alto.

“Hay gente poderosa en su país que se opone a dialogar con gente considerada por la mayoría de los colombianos más como asesinos, secuestradores y narcotraficantes que como auténticos interlocutores políticos. Si el diálogo con las FARC, iniciado el mes pasado en La Habana, se hunde, Santos se arriesga a una humillación que probablemente acabaría con su carrera política e, incluso, con su reputación”, puntualiza la publicación.

«Lo fácil, lo políticamente tímido, hubiera sido insistir en acabar con las FARC por la vía militar», subraya el artículo y agrega:

«Pero eso significaría condenar a su país a muchos años más de guerra. Las circunstancias le han convencido de que la paz hay que empezar a ganarla hoy».

Bajo el título, Juan Manuel Santos, una apuesta por la paz”, el diario El país publica el siguiente artículo escrito por el periodista John Carlin:

«Después de 50 años y medio millón de muertos, el presidente de Colombia lidera la cuarta intentona de negociar el fin del conflicto con la guerrilla de las FARC.

Con el sereno convencimiento de que ha llegado una oportunidad que no se debe desaprovechar, Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, ha embarcado a su Gobierno en un proceso de diálogo con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), para intentar poner fin a una guerra civil que ha durado 50 años.

El balance de fuerzas militar, favorable al Gobierno; el apoyo de los países vecinos, Estados Unidos y Europa y el ejemplo visible para la guerrilla de que en América Latina la izquierda ya no tiene que recurrir a la fuerza para acceder al poder son los factores que han llevado a Santos a concluir que este es el momento de optar por una paz negociada. Pero no deja de ser una apuesta valiente. El precio del fracaso sería alto.

Hay gente poderosa en su país que se opone a dialogar con gente considerada por la mayoría de los colombianos más como asesinos, secuestradores y narcotraficantes que como auténticos interlocutores políticos.

Si el diálogo con las FARC, iniciado el mes pasado en La Habana, se hunde, Santos se arriesga a una humillación que probablemente acabaría con su carrera política e, incluso, con su reputación. Consciente de ello, y de los inevitables tropiezos y las angustias que las negociaciones conllevarán, Santos ha asumido lo que considera ser su responsabilidad histórica.

Lo fácil, lo políticamente tímido, hubiera sido insistir en acabar con las FARC por la vía militar. Pero eso significaría condenar a su país a muchos años más de guerra. Las circunstancias le han convencido de que la paz hay que empezar a ganarla hoy».

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