Los consumidores de pollo y huevo, empiezan a sentir los efectos de la trepada de la divisa norteamericana y su impacto en la canasta familiar, pues el incremento en estos dos artículos es del 7 % y 10 % respectivamente.
Los costos se elevan debido a la importación del maíz amarillo, cuyo arancel es del 16,7 %, ya que el cupo que se tenía negociado con Estados Unidos se llenó.
“Somos una industria que depende de las materias primas importadas, particularmente maíz amarillo, sorgo y soya, ya que Colombia no produce con suficiencia esos insumos” dijo que el presidente de la Federación Nacional de Avicultores, Andrés Valencia.
Además, dijo que: Los empresarios anticiparon las importaciones ante la movida del dólar para no pagar el arancel del segundo semestre, el cual seguirá siendo inevitable en la medida en que la avicultura siga creciendo a tasas por encima del 5 %.
Aseguró además que “Esos costos están subiendo entre un 30 % y un 40 %, lo que implicará un alza de precios a los consumidores de pollo y huevo. En las últimas dos semanas los precios del huevo han subido un 10 % y los del pollo alrededor del 7 %”.
“Es una situación difícil para los hogares especialmente de los estratos 1, 2 y 3 que tienen alta demanda de este tipo de alimentos. Sin embargo, esta clase de proteína sigue siendo más barata que las carnes de res y de cerdo” manifestó.
El impacto de esa inflación afecta especialmente a las familias, ya que destinan el 30% de sus ingresos a comprar alimentos.
Según el funcionario, en la actualidad se importan entre 5,5 millones y 6 millones de toneladas al año de maíz, soya y sorgo. En trigo, Colombia importa 8 millones de toneladas. Para la industria avícola se va el 67 % de toda la producción de alimentos concentrados y balanceados del país.
Esas compras pueden costarle tranquilamente al país entre US$ 2500 millones y US$ 3000 millones al año, que es bastante dinero.
Paradójicamente, el precio del maíz importado, aunque hay que poner más pesos por cada dólar, sigue siendo más barato que el producido en el país.
“Ello obedece al mayor consumo humano, un maíz que se lo ‘pelean’ entre quienes fabrican harinas para las arepas y otros alimentos a base de fécula” dijó.
Entrevista concedida al diario El País de Cali.