El caso de Lucía Pérez, que a sus 16 años fue drogada, violada y empalada hasta la muerte, despertó otra vez la ira en Argentina con movilizaciones contra la violencia machista que deja una mujer muerta cada 36 horas.
El salvaje asesinato de Lucía disparó un “paro de mujeres” este miércoles. Al anochecer tendrá lugar la quinta movilización del año ante muertes violentas como la de Pérez, así como contra la precarización laboral y social de muchas mujeres.
Se trata de una jornada convocada por 50 organizaciones a través de redes sociales que implicará una hora de huelga de mujeres con ‘ruidazo’ en lugares públicos.
Luego marcharán al centro de Buenos Aires, donde piden vestirse de negro y clamar una vez más “Ni una menos” y “Vivas nos queremos”.
Pérez, una adolescente de Mar del Plata, 400 km al sur de la capital, fue drogada, violada y empalada vía anal causándole un dolor tan insoportable que le provocó un paro cardíaco. Lucía fue obligada a consumir cocaína previamente para que no pudiera defenderse, reveló la fiscal que investiga el caso, María Isabel Sánchez.
Según la reconstrucción de los hechos, Lucía conoció a los dos detenidos, Matías Farías (23) y Juan Pablo Offidiani (41), un día antes de su muerte y con el único fin de comprar un cigarrillo de marihuana junto a una amiga.
“Sé que no es muy profesional decirlo pero soy mamá, mujer y he visto mil cosas durante mi carrera pero nunca nada igual como esta conjunción de hechos aberrantes”, dijo la fiscal Sánchez. El crimen se cometió el 8 de octubre.
Los presuntos autores eran conocidos por vender marihuana cerca del colegio donde asistía Lucía, según los investigadores.
La familia de la víctima denunció amenazas.
“Estamos con miedo de que nos pase algo, pero no nos van a parar y es en este momento cuando más necesitamos el apoyo de la gente para poder hacer justicia, para que no hayan más Lucías en Argentina“, dijo este martes Matías Pérez, hermano mayor de la adolescente al convocar a la sociedad.
Barbarie
Tras el crimen, bañaron a Lucía y la trasladaron a un centro de salud donde dijeron que había sufrido una sobredosis.
Los médicos notaron lesiones anales propias de una actividad sexual violenta. “No sólo se introdujeron miembros viriles”, dijo Sánchez.
Lucía tenía “la nariz morada de tanta cocaína que le obligaron a tomar”, dijo su padre, Guillermo Pérez. Junto con la madre de la víctima, Marta Montero, lideraron el sábado una marcha que movilizó a miles en Mar del Plata. Suplican que los detenidos, Farías y Offidani, no sean liberados.
“No podemos entender tamaña barbarie. Es imposible de comprender“, lamentó la madre.
El crimen de Lucía estremeció por sus macabros detalles. Pero no logró frenar que en casi 10 días se produjesen al menos otros cuatro asesinatos de mujeres a manos de sus maridos o exparejas.
Sabrina Cartabia, abogada de la asociación civil Red de Mujeres e integrante del colectivo “Ni una menos”, dijo que las múltiples manifestaciones no han logrado la concreción de políticas públicas capaces de proteger la vida y dignidad de las mujeres.
Sin embargo, hace una década una mujer maltratada demoraba en promedio seis años para denunciar su situación. “Hoy ese promedio bajó a un año”, apuntó.
Vidas precarizadas
El “paro de mujeres” del miércoles busca con una huelga femenina de una hora después del mediodía, “visibilizar” también que la mujer está más vulnerable al desempleo y contratos informales, según estadísticas.
“En un contexto de precariedad, sin acceso a autonomía económica y con hijos, es mucho más difícil superar la violencia doméstica”, ejemplificó Cartabia.
Argentina, que atraviesa dificultades económicas, registra una tasa de desempleo de 9,3%. “Pero en el caso de las mujeres ya está alrededor de 12%”, dijo basada en cifras de la Red de Mujeres.
Dentro del 30% de trabajadores informales y no registrados, un gran número son mujeres, por lo que carecen de derechos como licencias por maternidad, subsidios por hijo o vacaciones.
El Registro Nacional de Feminicidios, de la Corte Suprema de Justicia, indicó que en 2015 hubo 235 mujeres asesinadas, una cada 36 horas.
Un 18% de las víctimas tenía menos de 20 años, 43% tenía entre 21 y 40 años, 25% entre 41 y 60 y el 9%, más de 60. En más de la mitad de los casos, los agresores fueron la pareja o expareja de la víctima. Con AFP