–Una nueva polémica desató en las últimas horas el presidente electo Donald Trump, al plantear que quien queme una bandera de los Estados Unidos debería ser castigado con la pérdida de la ciudadanía o con un año en la cárcel.

«Nadie debe permitir quemar la bandera de Estados Unidos – si lo hacen, debe haber consecuencias – tal vez la pérdida de la ciudadanía o un año en la cárcel!, escribió Trump en su cuenta en Twitter, a propósito de una práctica generalizada en las manifestaciones de protesta contra accione y políticas estadounidenses.

El pronunciamiento de Trump, quien asumirá formalmente la presidente estadounidense el 20 de enero próximo, causó inmediatas reacciones.

«Con su tuit sugiriendo penalizaciones para quienes quemen banderas de EEUU, el presidente electo busca llevarse la conversación por otras vías cuando tiene cosas más importantes que aclarar, como sus intereses de negocios o sus denuncias infundadas de fraude electoral», reseñó la cadena Univisión en su página web.

Igualmente indica que el presidente electo ha retomado el gusto por expresarse en Twitter que tanto le sirvió para dominar la conversación política desde que se lanzó al ruedo electoral en julio de 2015.

Y agrega: «A las 6.55 am de este martes Trump colocó un mensaje que escandalizó a algunos por el peligro que representa para el respeto a la libertad de expresión consagrada en la Primera Enmienda de la Constitución».

A algunos quizá podría parecerles muy loable ese arrebato de nacionalismo herido–precisa la nota de Univisión–, salvo por el hecho de que es materia zanjada en decisiones de la Corte Suprema que han ratificado una y otra vez esas acciones como amparadas como libertad de expresión.

«La de Trump es una opinión que va en contra de lo que él, y por los general los republicanos más conservadores, dicen considerar sagrado: la letra de la Constitución heredada de los padres fundadores de la patria», subraya y concluye:

De hecho, la defensa de la Segunda Enmienda, que garantiza el derecho al porte de armas , fue uno de los cabalos de batalla durante la campaña contra Hillary Clinton, de quien decían que quería arrabatarle ese derecho a los ciudadanos.

Entonces, ¿tiene Trump partes de la Constitución preferidas?, pregunta el informativo estadounidense y se responde:

«Pero la pregunta no debería ser tanto esa, sino el por qué el presidente electo se saca de la mano esa referencia a quema de banderas la mañana del martes, cuando tiene otros temas realmente urgentes que resolver: desde la formación de su gabinete, cómo garantizar que no tenga conflictos de interés una vez en la Casa Blanca y la definición de un plan de gobierno que vaya más allá de las generalidades expresadas durante la campaña.

Y la respuesta parece ser simple: es una maniobra de Trump para desviar la atención de cosas sobre las que no quiere hablar o sobre las que no puede dar explicaciones.

Como por ejemplo el revuelo que creó dos días atrás cuando aseguró, sin presentar ningún dato o referencia a estudio alguno, que » millones de personas votaron ilegalmente”, haciéndose eco de una imposible tesis de grupos de ultra derecha y sitios conocidos por la difusión de noticias falsas.

Trump soltó esa bomba y puso a todos a criticarlo, desmentirlo y sacó el foco de atención de los negocios que tiene en todo el mundo, cuyo manejo sin entrar en conflicto con su futura investidura como establece, por cierto la Constitución, en la llamada Cláusula de Emolumentos».

LOS GRANDES NEGOCIOS

De otro lado, Donald Trump anunció en su cuenta en Twitter que hará a un lado sus grandes negocios para concentrarse en su nuevo cargo.

Al efecto, anunció que va a celebrar una conferencia de prensa en la ciudad de Nueva York…»con mis hijos el 15 de diciembre para discutir el hecho de que voy a dejar totalmente mi gran negocio, con el fin de concentrarse plenamente en la conducción del país con el fin de hacer de América grande otra vez!.

Si bien dijo que no está obligado a hacer esto bajo la ley, «creo que es importante visualmente, como Presidente, de ninguna manera tener un conflicto de intereses con mis diferentes negocios».

Dice finalmente que «la Presidencia es una tarea mucho más importante», que los negocios.

Coindencialmente, sobre este tema de los negocios y el conflicto de intereses en que incurre Trump, en su nota la cadena Univisión hace las siguientes observaciones:

La cláusula, un olvidado artículo que la renuencia de Trump a definir cómo garantizará la separación entre negocios y gobierno, indica que “ningún funcionario elegido puede recibir pagos o “emolumentos” de cualquier tipo de un rey, príncipe o estado extranjero”.

En el caso de Trump, sus empresas podrían recibir pagos de gobiernos, por contratos o por prestación de servicios y eso implicaría una violación de la cláusula, de acurdo a la interpretación de muchos juristas.

Mientras tanto, Trump sigue disparando exabruptos desde Twitter, como la diatriba de varios de sus seguidores contra un periodista de CNN, Jeff Zeleny, quien aclaró en sus reportes que el señalamiento de que votaron “millones de ilegales” no era cierto. E l magnate decidió amplificar esa pelea retuiteando los mensajes.

Quizá cuando sea presidente, a partir del 20 de enero de 2017, el Servicio Secreto determine que la seguridad nacional desaconseja que tenga acceso a un celular o cuentas de redes sociales y el republicano se concentre en las funciones de gobierno desde la Oficina Oval. O que las reglas de la cuenta oficial @POTUS le imponga cierto control.

Mientas tanto solo queda esperar a ver qué cosas seguirán apareciendo en la línea de publicaciones de la cuenta Twitter, todavía personal, del próximo presidente de EEUU.