Bogotá

Vigilante que trabaja en el edifico de Uribe Noguera presentaba cinco heridas con elemento cortopunzante: Medicina Legal

edificio

De acuerdo con el informe forense de Medicina Legal, Fernando Merchán Murillo, el vigilante que fue hallado muerto en el baño de su casa el viernes pasado, y quién trabajaba en el edificio de Rafael Uribe Noguera, tenía cinco heridas producidas con elemento cortopunzante, en este caso un cuchillo de cocina.

Merchán Murillo presentó una herida en la parte inferior de la pierna derecha, y otra en el mismo lado de la pierna izquierda. De igual forma, tenía una cortadura en el cuello, además de las dos heridas en cada una de las muñecas.

El cuchillo fue identificado por su hija, Karen Lorena Merchán, quien les dijo a las autoridades que se trataba del mismo que era usado por ellos para preparar los alimentos.

Según el informe, la muerte se produjo “por un shock hipovolémico, por la pérdida de sangre que ocasionaron las graves lesiones”.

El cuerpo de Murillo no presentó otro tipo de lesión y no se descarta que se trate de un suicidio.

Cabe mencionar que el vigilante era uno de los testigos importantes en las indagaciones relacionadas con la muerte de la niña Yuliana Andrea Samboní, de 7 años. El cadáver de la menor fue encontrado por la Policía en el baño del apartamento 603 del edificio Equus 66, el domingo 4 de diciembre, en Chapinero.

Las autoridades capturaron a Rafael Uribe Noguera como el autor material del homicidio de Yuliana Andrea Samboní. El día del crimen el vigilante Merchán estaba de turno y fue la persona que abrió la puerta del parqueadero para el ingreso de Uribe Noguera en su camioneta color plata, de donde, al parecer, descendió la niña en compañía del residente.

El vigilante confirmó en indagatoria que el automotor de Uribe Noguera fue estacionado en un lugar al que llamó “un punto ciego”, es decir, un sitio en donde las cámaras de seguridad pierden visibilidad.

También le confirmó a la Fiscalía los tiempos en los que Uribe Noguera ingresó al edificio e indicó la hora, según él, de la posterior llegada de los hermanos del indiciado, Francisco y Catalina Uribe Noguera.

Merchán Murillo dejó escrita una nota en la que les pedía perdón a los suyos por “haberles dañado la Navidad”; en ella decía además: “Soy inocente”.