Opinión

La tiranía de las minorías



Lo que está en juego no es si nos gustan o nos disgustan los toros; lo que está en juego es la libertad de elegir, de elegir a dónde queramos ir. En ningún capítulo del Código Penal se lee que asistir a una corrida de toros es un delito. Colombia no es Cuba, no es Irán, ni mucho menos Venezuela. Ningún político por importante, por rico o por poderoso que sea, se puede arrogar el derecho de señalarles a los colombianos el camino por donde pueden transitar.
Una sociedad liberal y democrática solo tiene un patrimonio que no se puede tocar: el patrimonio de la libertad.