Opinión

¿Pacifistas o fascistas?

Por Mauricio Botero Caicedo
Lo que ocurrió ayer domingo en los alrededores de la Plaza de Toros de Bogotá es el clásico ejemplo de la turba, en donde unos energúmenos manifestantes en contra de las corridas de toros, supuestamente pacifistas, terminan es insultando con bajeza y agresividad a los aficionados a este arte.

Y no contentos con los insultos desenfrenados, la inmensa mayoría de los integrantes de la turba agredieron físicamente a los aficionados, escupiéndolos y arrojándoles agua y pintura. La turba culminó su deplorable comportamiento echando piedra, ladrillos y botellas; y rompiendo vidrios y saltando sobre los carros.

La esencia de la democracia es que las decisiones que toman los electores, o en su defecto las Altas Cortes, se respetan. La protesta es lícita mientras que sea pacífica y se exprese por los canales institucionales.

Lo del domingo no es democracia porque de pacífica no tuvo nada. Es el fascismo en acción. Los aficionados a la entrada y salida de la plaza, bajo una lluvia incesante de ‘Hijueputazos y Asesinos’ por parte de la turba, se sentían como los judíos en la Alemania Nazi. Y a pesar de que hubo unas pocas voces dentro de los manifestantes que insistían en el carácter pacífico de la protesta, la inmensa mayoría de la turba irrespeto verbal y físicamente a los aficionados.

La pregunta que uno se hace es ¿si Petro está detrás de esta turba? Por que el sello fascista de los manifestantes lo que pone en evidencia es una enorme afinidad con la ideología y comportamiento atrabiliario del anterior alcalde.

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